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22 abril, 2021

Category: agua / río

El Bravo no olvida

martes, 25 junio 2019 por juaritosliterario

La esencia del texto de Jan Reid para la antología Río Grande, publicada en Austin por la Universidad de Texas en el 2004, se infiere desde el comienzo, en un claro principio de construcción. A una greguería de Ramón Gómez de la Serna, traducida al inglés: “Water has no memory, that is why it is so clear”, se opone la voz de Christopher Cessac, que se dirige al poeta español con sobrada familiaridad, para corregirlo y decirle a Ramón que aquí el agua no olvida nada. A la izquierda, se muestra una fotografía en blanco y negro de la ribera apenas bañada por las aguas, tomada por Earl Nottingham. El libro congrega a casi 40 voces para contarnos historias acerca de un cauce que paulatinamente ha ido quedándose sin agua, una afluente disputada por dos países que acabaron por partirlo a la mitad, explotándolo y abusando de su beneficio.183 Cessac Republic Sublime.jpg

¿Dónde inicia el Río Grande? ¿Cuál es el punto de partida elegido por Reid? El acto de nombrarlo, su primer apelativo: Río de las Palmas. Casi toda la expedición hispana en la que viajaba Alvar Núñez Cabeza de Vaca pereció en el intento de reencontrar su norte con dirección austral, después de naufragar cerca de La Florida en 1527. Tras incontables contratiempos, Alvar dio con el enorme caudal, quizá sin reconocerlo realmente, solo comparándolo con el Guadalquivir, sobreviviente convertido en curandero, políglota y amigo de las tribus indígenas asentadas en su litoral. Reid registra en el “Prólogo” por lo menos diecisiete nombres, empezando por P’osoge y Paslápane, que significan “río grande” en lenguas nativas, para concluir dilucidando la diferencia entre el tamaño y la actitud que concilia el cauce en su doble denominación, a partir de que se convirtiera en la frontera política –pero también imaginaria– que separa dos naciones. Grande se le dice dentro de los Estados Unidos, mientras que Bravo se usa en territorio mexicano.

183 Reid Rio Grande.jpg

Lee aquí el prólogo 

Reid relata una experiencia personal; en el verano de 2002, acudió con ansia a la fuente o embocadura del río (Boca Chica), para encontrarse tan sólo con una pequeña reserva de agua en las afueras de Brownsville. La mayoría de los humedales estaban secos como polvo de gis. Reid escribe su testimonio en tiempo presente, como si fuera hilvanándolo al mismo tiempo que su viaje decrece en expectativas. El antologador describe el estado actual del cauce y los problemas de salud que acarrea para quienes habitan en su valle; de manera simultánea pone sobre la mesa la disputa sobre el origen del río: el deshielo y los rápidos en las montañas rocosas de Colorado y Nuevo México o el Conchos en México. Así que la boca del torrente resultó ser, en realidad, su fin.

183 Earl nottingham rio.jpg

El “Prólogo” antecede una serie de 36 escritos que se aproximan a la historia del Río Grande/Río Bravo desde distintas perspectivas, así como a numerosas imágenes pertenecientes a lo que Reid denomina “la alquimia de la fotografía”. Como compilador de la obra, optó por dejar fuera del libro poesía, dramaturgia, canciones e incluso pintura; de modo que el foco de las narraciones prioriza reconstrucciones de imágenes pretéritas, aun cuando la mayoría de los escritores fueran sus contemporáneos. A su parecer, las fotografías en blanco y negro frente a las de color se repelen mutuamente, por lo que selecciona solo las primeras ya que, además, la desolación de la corriente natural invita a la imaginería en claroscuros. La literatura y leyendas en torno al río están repletas de personas nadando, guardando distancia, temiendo siempre la inmersión definitiva. Pero a medida que el año, las temporadas y el globo entero se calientan, esas imágenes lucen fantásticas. Hemos dejado, concluye Reid, que el Río Grande se convierta en rivera, y que su antigua bravura no le alcance para abrirse camino hacia el mar.

183 Bill Wright.jpg

María del Carmen Rascón Castro

narrativasiglo XXI
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Desde lo alto de la X

miércoles, 12 junio 2019 por juaritosliterario

Entre los principales símbolos urbanos que vemos a diario cuando transitamos por la ciudad se encuentran los monumentos, las esculturas e incluso lugares que por su carga histórica se han convertido en insignia. El acto de recordar y, por lo tanto, cobrar consciencia del personaje o suceso histórico que representan refuerza nuestra memoria colectiva. Sin embargo, a veces desconocemos quién o qué yace detrás de los nombres grabados en placas y, sobre todo, bajo qué criterios se optó colocarlos en un sitio en particular, pues su función no se siempre se limita al simple embellecimiento del espacio que habitan. La mirada ajena, libre de la rutina diaria, guarda la capacidad de asombro ante estos símbolos. En el 2016 Ricardo Vigueras publicó el libro infantil La ciudad donde nunca llueve, el volumen 8 de la Colección Kúrowi-Témari, con ilustraciones de Guillermo Sánchez (GeMó!), donde, desde la mirada de la pequeña Lilí Tarantela, se narra la sorpresa ante una nueva ciudad que se descubre a través de sus paisajes y monumentos.

181 Vigueras - Ciudad nunca llueve.jpg

Lee aquí el libro-álbum

Tanto el texto escrito como las ilustraciones hacen referencia constante a cada espacio y aspecto descubierto, sobre todo en contraste con el lugar que deja atrás: la Ciudad de México. La pequeña Lilí se muda a la frontera porque su papá ha sido contratado como profesor de literatura en la Universidad. El espacio geográfico en que se encuentra Juárez, el desierto, es lo que hace a su padre creer que en esta ciudad nunca llueve; sin embargo, no tardan en darse cuenta de que no sólo sí llueve, sino que además cuando esto ocurre la ciudad se inunda. Y de entre el asombro ante los nuevos espacios se insinúa la crítica por la mal planeación urbana. La mirada infantil evidencia el mal diseño de la ciudad: las calles colapsan, las casas se anegan, el asfalto se abre, la vegetación –en especial los viejos árboles– peligra, el drenaje no funciona, se va la luz y todos nadan para llegar a su destino. Un vecinito le explica a Lilí que Juárez se inunda porque aquí “nunca llueve, nunca llueve”. El argumento lingüístico se desmorona no solo con las primeras gotas, sino con sus consecuencias que aparecen bien ilustradas: un perro con snorkel, una abuelita flotando sobre su mecedora y una rutera impulsada con remos en plena maniobra náutica.

181 GeMo lluvia.jpg

Lo primero que llama la atención de Lilí en estas coordenadas es el tamaño del sol. La contaminación no siempre le permitía apreciarlo como sí puede hacerlo en la frontera. Además, éste refuerza la idea que tiene de Ciudad Juárez: el paraje más cercano a las películas del viejo oeste; por ello, viste botas y sombrero, sueña con cabalgar, aprender a tirar el lazo y tener un rancho. Los pasos de la pequeña recorren los principales sitios de la ciudad. El primer lugar en visitar es uno de los espacios más emblemáticos y que hace honor a Germán Valdez en la Plaza de Armas: la estatua interactiva de Tin Tan sentado en la fuente. Otro lugar aludido es la industria maquiladora y sus parques (para nada divertidos). Lilí ve las fábricas perderse en el horizonte. También llama su atención la montaña Franklin, de El Paso: “qué cosa tan curiosa es vivir en una ciudad que en realidad son dos”. Desde su ventana, no alcanza a ver el enorme muro que se levanta entre ambas. Finalmente, una monumental escultura hace a Lilí fantasear con lanzarse en paracaídas: la equis, en la Plaza de la mexicanidad. El texto de Vigueras es quizá el primero en llevar a la literatura la obra de Enrique Carbajal, mejor conocido como Sebastián, que se inauguró en el 2013. A pesar de las irregularidades en torno al presupuesto y tiempo de su edificación, ahora resulta imprescindible como símbolo de la ciudad, pues es difícil ignorar una estructura escarlata de 62 metros de altura.Foto 29-05-19 17 28 26.jpg

Alejandra Gómez

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Rompiendo el cristal

miércoles, 24 enero 2018 por juaritosliterario

En 1995, Alfaguara publicó una novela conformada por nueve cuentos, La frontera de cristal, del celebre escritor, intelectual y diplomático Carlos Fuentes. El autor de novelas como Aura y Terra Nostra nació en Panamá (de padres mexicanos),y fue criado en diferentes lugares de América como Santiago de Chile y Buenos Aires. Más tarde, a la edad de 16 años, llegaría a la Cuidad de México donde haría gran parte de su vida y carrera hasta su fallecimiento en 2012. La frontera de cristal, traducida al inglés, francés y hasta al polaco, tiene como personajes principales a Michelina Laborde, una muchacha acostumbrada a la buena vida y a realizar cualquier cosa por mantenerla, a don Leonardo Barroso, padrino de Michelina a la que quiere emparentar con su hijo Marianito, el futuro heredero. Es don Leonardo el encargado de mover el negocio en la frontera, lo que le ha generado una gran fortuna que comparte con su esposa doña Lucila Barroso, dedica, en exclusivo, a despilfarrar el dinero en lujos y placeres. En esta familia, que ha sabido hacer un imperio sobre las incidencias fronterizas, se centra la gran parte del entramado narrativo, ya que conforme las historias siguen su curso vemos cómo nuevos personajes se vinculan con el magnate. No obstante, en el relato final, “Río grande, río Bravo”, existe un trasfondo histórico, y diferenciado en cursivas, que goza de cierta autonomía. Las historias que lo integran dan cuenta de una personalidad única: la espacial, demarcada por la línea divisoria entre países pero conectada por el devenir de varios siglos.

133 Fuentes Frontera alambrada

Lee aquí «Río grande, río Bravo»

En este cuento en específico, el espacio donde confluyen las anécdotas centrales se sitúa en el puente fronterizo, en la zona desértica en donde colindan las dos ciudades (Juárez y El Paso) y a lo largo del cauce del Río Grande, río Bravo por donde fluyen sueños y esperanzas. Se omiten las localizaciones específicas más allá de la frontera, pero cada una de las diferentes historias termina o logra cruzar la franja. El narrador no menciona el nombre de algún puente o su ubicación exacta, pero sí recalca el papel fundamental que ejerce en los personajes que van apareciendo, ya que cada uno intenta franquearlo por las buenas o de forma ilegal. La meta sigue siendo la misma… pasar al otro lado en donde parece que se pueden cumplir los sueños. Desde cierta distancia, este escenario resulta atractivo y hasta místico; pronto fue materia prima para la literatura, ya que siendo un borde atravesado por cientos y cientos de personas con múltiples aflicciones, alguien supo escucharlas para convertirlas en relatos de ficción.

133 Carlos Fuentes libros

La atmósfera que construye Carlos Fuentes no está muy alejada a la realidad de nuestros días, y aunque la novela fue publicada hace más de 20 años refleja la vitalidad que confluye a ambos lados del río. Vivir en la frontera en medio del trajín de personas yendo y viniendo es algo normal para nosotros; de alguna manera todos estamos conectados con ese vaivén; tenemos familiares viviendo en El Paso, ejerciendo algún empleo; o simplemente cruzamos con fines de ocio o buscando las rebajas. Un sinfín de personas sobre sus carros esperan horas en la línea sin importar las inclemencias del clima… un rito de paso que llega a su clímax bajo la mirada y cuestionamiento del agente aduanal. De igual forma, los que atraviesan ese tramo a pie a veces corren con suerte y esperan apenas unos minutos, aunque lo normal es controlar el ansia de una larga fila para que al final revisen los papeles y pertenencias. Caminamos por la calles, ya sean de Juárez o de El Paso, aledañas a los puentes fronterizos y observamos a lo lejos gente acarreando cosas de aquí a allá, un negocio interminable de intercambio que ni la noche lo detiene. A la cotidianidad de la frontera también se le unen otros aspectos que desconocen su dinamismo: discriminación, xenofobia y el proyecto de un dichoso muro. Si este se levantara, ¿de qué lado quedaría el Río Grande, río Bravo?

133 Puente Paso norte

Andrea Yareli Salazar Castro

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Ciudad como hoja en blanco

jueves, 25 agosto 2016 por juaritosliterario

Carmen Amato es una poeta proveniente de Aguascalientes que luego de haber vivido la mayor parte de su vida en Juárez ha sido adoptada por la ciudad. Es reconocida por su labor cultural y social, pero sobre todo por su poesía. El silencio que se hiela en la blancura de las hojas fue el proyecto presentado en 1996 para la titulación de maestría en Creación Literaria por la Universidad de Texas en El Paso. Varios de esos poemas fueron luego rescatados en diferentes antologías. El trabajo se divide en siete apartados: “Signos”, “Eclipse de aguas”, “Nunca será noviembre”, “La noche habla”, “Desencuentros”, “Tres elegías” e “Invocación a Magdalena”. En “Desencuentros”, sobre todo, se rescata la visión de los “desterrados”, los migrantes, tema muy importante en la literatura de la ciudad. Aquí apuntala la visión de Juárez como espacio poético por medio del desierto, del sol y la frontera como bloques fundacionales.

37 Amato - Silencio hiela

Lee aquí la tesis

En los poemas de Amato el desierto es el escenario principal, acompañado no del día, sino de la noche. En la noche del desierto juarense el silencio impera junto al vacío –un silencio y un vacío creador: “En la oscuridad sólo la noche habla”. La poeta llega a lo más profundo de la soledad del desierto donde existe otro mundo “insoportablemente blanco, en un país de hielo”; donde lo infecundo se transforma en una hoja en blanco llena de posibilidades. Aquí la imagen de la ciudad emerge en el centro de un desierto estéril, un milagro que rompe el silencio como las palabras en una página en limpio. En esta imagen ya no importa el muro que se ha trazado en el territorio entre Juárez y El Paso; ambas ciudades comparten este acto creador. En la poesía llega a reconciliarse la dualidad del espacio fronterizo. Sin embrago, frente a la noche creadora, se presenta el sol, signo destructor que convierte todo en arena, a través de la cual el tiempo pasa voraz dejando una ciudad llena de polvo:

Te vas quedando sin saberlo
entre los dedos de los árboles,
entre las calles convertido en polvo,
prendido en los zapatos
de la gente…

37 Juárez El Paso

Se presenta una ciudad contradictoria que a finales del siglo pasado vivía tiempos difíciles. La violencia y los feminicidios se dieron cita y la poesía se convertía en el último refugio. En “Ciudad que se restaura” se presenta la imagen de la ciudad golpeada que obtiene su retorno triunfal una vez purificada por la lluvia. Al inicio los pájaros, símbolos de la migración y libertad a prueba de muros, caen moribundos ante la catástrofe de la ciudad herida; “de aquella ciudad antes gloriosa queda muy poco”, sólo su catedral en ruinas y las avenidas estancadas “donde no corre el día”. Se ha ido la templanza y la dignidad de este gigante.

Sobre todas mis muertes
se levantó mi mano
buscando el alivio de otra mano,
y ésta, marcó tan sólo la distancia.

La restauración se asoma “un milenio después” cuando la lluvia llega y la bestia puede dormir lavadas sus heridas, dice el poema. La voz poética así reclama el abandono de la ciudad en ruinas; quienes partieron ya no estarán para ver el espléndido renacer; pero la misma voz expurga sus tristezas en una premonición que no se cumple. La renovación no llegó con el milenio; las heridas se volvieron más grandes, más aves emigraron y sólo queda seguir esperando el caer de la lluvia.

37 Lluvia larednoticias

 

Carolina Ordaz

poesíasiglo XX
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Camino nuevo al lugar de siempre

jueves, 23 junio 2016 por juaritosliterario

Por cuestiones de trabajo, el buen capitán Juan de Oñate emprendió la exploración del mítico territorio septentrional bajo idealizaciones ilusorias del territorio, con la casi cumplida expectativa de acreditar nebulosas esperanzas. Una migración de quienes persiguen un primitivo sueño americano. A fin de dar cuenta al Rey (los Felipes del otro lado del Atlántico) de las penurias sufridas durante la expedición, Oñate escribe una carta en marzo de 1598 donde pide que “se sirva de mandar lo capitulado conmigo por el Virrey don Luis de Velasco… y que la merced que merezco… se me haga con ventajas en encomienda de mis trabajos”. El comunicado surte efecto, pues a cuatro años de emitirlo, recibe el título de “adelantado” en las provincias de la región por parte del virrey novohispano. Ese mismo año, pero cuatro meses después, ordenan que “se envíen de estos Reinos algunos Soldados” para continuar la exploración de la zona. Por último, un decreto real reafirma la importancia de cobrar los correspondientes tributos en esas tierras. Pero, a fin de cuentas, es Vicente de Saldívar y su descubrimiento del “camino nuevo” quien protagoniza el hallazgo que aquí concierne. Este personaje reconoce un tal “Río que llaman del Norte” en la Nueva Vizcaya.

22 Onate - Cartas

Lee aquí la carta

Oñate redacta su carta en primera persona, pero es Saldívar quien transmitió de manera oral lo visto durante la exploración. El sargento mayor del campo, al mando de 16 hombres, fue enviado a “descubrir camino nuevo”. Quince días antes de encontrarlo, llegaron a un “pueblo rancherial de indios” donde fueron bien recibidos, aunque “cincuenta de ellos se pusieron en arma y le resistieron” en un primer momento. El lugar referido fue descrito como “muy bueno y de bastantes aguajes”, sin olvidar el carácter estratégico que posee como ruta “con certinidad de que se ahorraran sesenta leguas del que hasta aquí se sabía y se salva el paraje del llegar a los Pataragueyes”. Cumplida su labor, los méritos del “descubrimiento pacificación y población de Las provincias de La nueva México” son reconocidos por el Rey, quien pide la pronta posesión del territorio y el cobro de “tributos en moderada cantidad de los frutos de la tierra”. La noticia es positiva y, después de todo, las difíciles condiciones sufridas por los exploradores han valido la pena. Sin duda, a pesar del paso de los siglos, la visión del espacio geográfico norteño no ha perdido su postura estratégica que entonces fue señalada por Saldívar, pero ahora posee una connotación sujeta a las necesidades e intereses de la modernidad.

22 Mapa Nuevo México

Este panorama que algún día llegó a tener “bastantes aguajes” ya se encuentra seco y asfaltado. Sin embargo, el imparable flujo migracional mantiene corrientes en movimiento. El Río Bravo pretende acotar la región y, más allá del límite, continúa creando generosas esperanzas al viajero; promueve la migración de quienes, como el sargento Saldívar y sus acompañantes, persiguen el sueño americano en búsqueda de prosperidad en otras tierras, siempre impulsados por una idealización en las riquezas de este norte. El paseante, a través de su visión utilitarista, reconoce al espacio geográfico como camino estratégico. El juarense contempla el río y se desdobla en él, lo convierte en un grito de protesta. Lo devisa sin agua pero con la idea que después de éste, existe algo que vivir. El simbolismo del Río Bravo no se concreta únicamente en su aridez reflejada en la ciudad o en su estatus como lugar de paso y limítrofe a Estados Unidos; se expande y representa un apéndice para la ciudad que guarda memorias sobre el ritmo siempre cinético de las formas de vida: habitantes en eterna adaptación a la sequía y constante encuentro con los recuerdos de lo que un día fue abundancia.

22 Cauce Río

Sarahí Robledo

narrativasiglo XVII
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La ciudad y sus ríos

viernes, 10 junio 2016 por juaritosliterario

En Ciudad Juárez habitan múltiples ciudades. Pero, igual que en Los días y el polvo de Diego Ordaz, la ciudad siempre es una sola; el espacio será el mismo desde la perspectiva de todos los individuos en el planeta… y el destino, irremediable. Jorge Humberto Chávez en su poema “El río” describe esta única y última urbe dividida por tres afluentes. Uno negro que la parte en dos: es un restaño y una mirada “escruta” que anuncia “el fin del cerrado corazón, el término de un país huérfano”. Es el río escueto, remanso robado, charco negro de la nostalgia donde “comienzan otros significados” y termina el llanto. Los diversos significados naturalmente serán otras corrientes, simbólicas, metafísicas: de la memoria y del viaje que asimismo separan la ciudad y sus habitantes.

18 Chavez portada recortada

Escucha aquí el poema

https://juaritosliterario.com/wp-content/uploads/2016/08/18_chavez_-_rio.mp3

Existe un río rojo que no sólo divide la ciudad sino en todos los planos dimensionales de la posible existencia: “arma su historia / de fiesta o pesadilla”. Su presencia evoca otras realidades y su cauce escarlata se revela de sangre, la sangre de todos, pero también del arma frente a su blanco. El asesinato también pertenece a las regiones de la metáfora pues en lugar de mencionar cifras heladas, el ser es sólo una extensión de piel “bañada de lunas / magras contra el silbido de metal”. En fin, una epidermis en la que fluye un río carnal y etéreo contrapuesto a la perversidad metálica. Nos adentramos a espacios simbólicos, a una última orilla donde el río más bravo, furioso, carmesí, abarca la ciudad única; la anega de muerte. Por último hay un río negro que fluye en medio de la urbe, también dividiéndola, río hecho de noches, asiendo la tiniebla: Juárez se envuelve de penumbra y sigilosamente este torrente alcanza las aristas de los pocos edificios. “Divide a la ciudad en negro / y blanco” y ésta se desdobla en dos: el sur, grito y oscuridad; el norte, fiesta y luz. Será el río más perverso, puesto que ofrece la posibilidad de la esperanza, el dolor y el canto.

18 Acequia 2

A lo largo de Te diría que fuéramos al Río Bravo a llorar… la figura casi elidida del río presente y ausente en todos los tiempos será interpretada de diferentes formas. En “Heráclito”, poema que pertenece a la tercera parte del poemario, donde la autopista se despliega en otra forma moderna del río filosófico, donde nadie puede adentrarse y ser el mismo después (y nadie cruza dos veces la misma autopista) todo es constante cambio e incluso el destino citadino será distinto, reinterpretado. En “Satán”, el primer poema, el cauce del Río Bravo es más perverso: la primera imagen es la de una niña de “desnudos pétalos farfala” y su muerte prematura en las orillas. Y finalmente, en “Otra crónica” la voz lírica busca interpretar biográficamente la historia del Bravo desde el recuerdo. El yo habla asimismo de otros torrentes en el tiempo: a finales de los 60, lavaban los coches del barrio; en los 90 los policías pescaban muchachas; en 2010 el río ya no existe y un “casi migra” se enfrenta a un joven de 13 años en donde este último perderá. El río ha sido violentado, consumido por el lugar nunca común del dolor que deshumaniza. Aventuro la tesis de que la violencia lo bebió poco a poco, hasta desaparecerlo. El último verso anuncia la metáfora esencial del poemario: con la desaparición del río, cuyos recuerdos fueron manchados por la violencia y la muerte, también será el fin de otros cauces, interiores, humanos.

18 Río 2

Antonio Rubio

poesíasiglo XXI
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DERROTERO DE NORTE A SUR

miércoles, 09 marzo 2016 por carlosurani

La Relación de lo que acaeció en las Indias de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, natural de Jerez de la Frontera –curiosamente–, es el primer testimonio escrito que conservamos sobre la región de Ciudad Juárez–El Paso. “De quién sino de él podía venir el sueño imposible de la riqueza del río… quién sino un náufrago delirante podía hacer creíble semejante ilusión sobre el río grande, río bravo… frontera de mirajes desde entonces” (Carlos Fuentes: La frontera de cristal, 1995). Existen dos versiones de la crónica (a.k.a. Naufragios) debido a la polémica en torno a la sacralidad sensual y táctil con la que el protagonista logró supervivir. El yo de la Relación (Zamora, 1542) es un él en los Comentarios (Valladolid, 1555). A pesar de que la actividad milagrera, tan del gusto de sus lectores de todas épocas, quedó reivindicada, es evidente la distancia que los cuatro sobrevivientes toman frente a los suyos: “no quisimos tomar de todo ello sino la comida, y dimos todo lo otro a los cristianos para que entre sí la repartiesen… nosotros sanábamos los enfermos, y ellos mataban los que estaban sanos”. De hecho, la materia prima de la autobiografía –lo que le da un carácter sobresaliente y atípico– es en realidad la traducción al castellano de las experiencias vividas en lenguas indígenas. ¡Primera literatura de la América hispana!

01 Nunez - Naufragios pupo

Lee aquí el libro

La expedición de Pánfilo de Narváez despertó muy pronto de su ensueño americano y entró en crisis, lo que implica formular un juicio sobre algún evento a partir (o a fuerza de naufragios) de lo sufrido, observado y reconocido. La prosperidad siempre menguante de la tripulación permitió que la cultura occidental, encarnada en el escritor chicano (¿será?), experimentara una complejidad compartida con los habitantes originales de Norteamérica. Núñez Cabeza de Vaca entró en una crisis profunda en la que logró comprender a esos otros siendo uno de ellos. El mal hado de los ocho años en peregrinaje o cautiverio le da a la narración un tono introspectivo y patético lleno de imprecisiones espacio-temporales. Empero –y con sobrado debate– es hacia el final del capítulo XXIX donde el malogrado grupo va mudando fortuna y, en dirección oeste, logran alcanzar el Río Grande en puntos próximos a donde hoy se ubica Ciudad Juárez: “passamos vn gran río que venía del Norte y passados vnos llanos de treynta leguas hallamos mucha gente que de lexos de allí venía a rescebirnos”.

01 Nunez ruta

El cruce realizado por Alvar Núñez y los suyos por el paso del Río del Norte es replicado a diario, en días hábiles por supuesto, por paisanos convencidos de que el american way es la única vía. El consulado norteamericano los recibe y retiene en Ciudad Juárez por lo menos una semana a quienes bien les va. La zona de Las Misiones se volvió turística con maña (y a fuerza de inversión privada). No es de extrañar que un martes cualquiera todos los hoteles de por ahí estén a tope y colmados de billete verde. Los antiguos mexicanos entran a Juárez recelosos, las TV news han hecho su trabajo; su último recuerdo de una zona fronteriza fue una hazaña digna de una crónica detallada, un rito de paso que les ha marcado (humedecido) las espaldas. Por lo general, aquellos que cruzan de norte a sur por estas latitudes llevan años extraviados en un prolongado anonimato, un perfil bajo cotidiano; se han ausentado de su patria durante cada una de sus jornadas y dominan toda clase de sortilegios –o mano de obra– para que cambie, aumente o por lo menos siga a flote su fortuna.

03 Nunez Consulado

Urani Montiel

chicanomigraciónXVI
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Juaritos Literario 2021

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