El camino hacia San Lorenzo
La obra San Lorenzo, los que cuentan su historia: memoria histórica y tradición oral (1997), de Dolores Araceli Arceo Guerrero, abarca datos de archivo, fuentes primarias y material etnográfico sobre la zona de San Lorenzo. La coordinadora de la Licenciataria en Historia e investigadora de la UACJ recopila los sucesos que han pasado desde tiempos remotos hasta los actuales, con ayuda de personas que han vivido ahí y han sido testigos de los cambios que han marcado a la ciudad entera. Este libro, además de contar la evolución de una zona urbana, nos da conocer cómo eran sus pobladores originales, las fuerzas políticas independentistas y las revueltas revolucionarios que pasaron por San Lorenzo. El trabajo de Araceli ahonda en la vida cotidiana de los habitantes en torno al templo, para que conozcamos sus pulsaciones y verdades ocultas. Desde la microhistoria, se nos narran hechos en voz de quienes se animaron a revelar su biografía. Hay eventos notables para toda la región, pero también figuran los pequeños cambios que, a la postre, aumentaron de escala, como la producción de vino en la ley seca (contrabando hacia tierras americanas) y la llegada de Emiliano Zapata para la guerra. Quienes se encargan de relatarnos la mayoría de los hechos dentro del texto son la familia Martínez, ya que ha vivido en esa zona desde los inicios del siglo XX.
Los testimonios están ligados al espacio que les dio origen y cauce; así ocurre con el relato sobre la construcción de la iglesia, las operaciones de un populoso salón de fiestas o la: Relación del viaje que hizo Nicolás de Lafora a los presidios internos situados en la frontera de la América septentrional en 1777. Araceli Arceo guía a sus lectores; nos brinda una sólida perspectiva para vislumbrar el cambio en el paisaje que nos rodea. El templo y santuario, del que don José (personaje que destaca dentro del libro) cuenta que su padre fue uno de los trabajadores quienes la construyeron, sigue en pie y en funciones. El inmueble es el mejor retrato de la pervivencia de los vecinos en relación con la materialidad de sus creencias y espiritualidad. Además del santuario, el parque que se ubica justo en frente aún sigue siendo un lugar de solaz. San Lorenzo, tanto el templo como el libro en cuestión, sirven de tronco al árbol genealógico de familias y generaciones que han visitado (incluso en peregrinación) o que se han avecindado en las inmediaciones de la zona.

El nombre de San Lorenzo nos es común a los habitantes de Juárez, ya sea por la iglesia, por ser patrono de la Ciudad, la calle que corre frente al santuario o, incluso, la plaza comercial. La obra reseñada explica qué había en esa zona tan transitada: desde terregales hasta plantaciones forestales. La prosa del libro traza el camino hacia los tiempos en que los misioneros franciscanos pisaron estas tierras, hacia la gente que optó por ocupar la tierra antes de ser nombrada San Lorenzo, e incluso hacia los esclavos que estuvieron ahí. La investigadora comparte también sus fuentes, no solo las refiere: textos antiguos transcritos (ahora digitalizados) que resguardan la historia y el reconocimiento dado a una zona habitada en distintos tiempos.

Jessica Nayeli Talavera Ibarra
- Publicado en San Lorenzo, Vida cotidiana