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22 abril, 2021

Category: Muerte

EXPERIENCIAS DE UNA FRONTERA EN PELIGRO

viernes, 22 abril 2016 por juaritosliterario

Sugerencia para amenizar la lectura

Te diría que fuéramos a llorar al río Bravo pero debes saber que ya no hay río ni llanto, no sólo son un par (¿o uno solo?) de versos; son también una verdad que se desprende de la experiencia de los habitantes de la franja fronteriza Ciudad Juárez-El Paso durante los últimos años en los que la violencia se encrudeció en la región. El poemario del juarense Humberto Chávez, con el que ganó el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes en 2013, es un encuentro violento con la memoria, la muerte y la vida. Dividido en cuatro partes (Crónicas, Fotogramas, Poemas desde la autopista y Dagas), su obra hace un recorrido a través del cual obliga al lector a repensar el pasado siniestro que sacudió a la frontera. Aún hoy, pese el nuevo florecimiento de la zona, se siguen padeciendo las consecuencias de la guerra contra el narcotráfico que sembró miles de cuerpos sin vida. En ese sentido, la voz del poeta se alza ante el silencio y la ausencia de la justicia, pues sus versos son una reflexión personal, filosófica, moral y estética sobre los hechos relatados: “y no alcanzó a ver que empezaron a caer como moscas / primero los del otro lado de la ciudad / luego los de la colonia contigua más tarde los conocidos / después los vecinos / y finalmente el atardecer nos regaló la muerte del amigo y del hermano”.

Rio Bravo - cuenca seca

Lo siniestro ha dejado una marca indeleble en la tierra que sacudió, pero quizás el rastreo de sus huellas pueda definir la identidad de esta frontera. Desde entonces, ha sido difícil convivir con la “verdad”, y el olvido parece más reconfortante que el recuerdo. Mas no podemos hacer borrón y cuenta nueva, pues la recuperación de la memoria es la única advertencia que poseemos para el futuro. Entre el recuerdo y el olvido, la poesía de Chávez opera como una potencia reveladora, que narra lo sucedido en una época en que la muerte bailaba gozosamente en nuestro hogar. No todas las preguntas serán respondidas por la poesía o el arte, mas es importante considerar todas las versiones, relatos e historias contados porque sólo así podemos adueñarnos del pasado para reconstruirlo, sanando las heridas que secaron al Río y a nuestro llanto: “Miedo se llama la avenida que se extiende llena de luces y / sin autos un sábado a las 10 de la noche en la frontera norte”.

Rio Bravo – La valla

Te diría que fuéramos al río… no sólo versa las experiencias de Ciudad Juárez y El Paso, pues las fronteras se ciernen a lo largo y ancho del globo terráqueo. Así, mientras que la región se recupera lentamente, en un estado de vigilia, es testigo de cómo en otros lugares se repiten las mismas tragedias de siempre. Los poemas del poeta juarense dicen mucho y nada a la vez; cada una de sus palabras va enterrando en una tumba permanente la vida, la esperanza y el amor. Mas no todo en su poemario huele a muerte y sufrimiento; en ocasiones en medio de la violencia y el caos, surgen escenas inesperadas que se alzan ante nuestros ojos como cisnes que anuncian la esperanza: “me estrello en el tiempo los vacíos me sangran pero voy en busca / de ese nuevo comienzo”.

Chavez - Te diria que

Aunque nada de lo que yo pueda decir vale más que tu propia lectura. Da clic aquí para ver la obra. Aunque también, si quieres la puedes comprar.

Lizzette González

Poemas citados

  • “Crónica de mis manes”
  •  “Siete postales del fin del mundo”
  •  “Conduzco un Honda blanco por el palacio de la luna”

 

poesíasiglo XXI
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  • Publicado en Frontera, Muerte
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EL PABLOTE EN EL RECREO

jueves, 24 marzo 2016 por juaritosliterario

Miguel Ángel Chávez Díaz de León nació en estas tierras en 1962. Policía de Ciudad Juárez (2012) es su primera incursión en la novela. La trama es simple (quizá demasiado): Pablo Faraón, el Pablote, un policía destituido de las calles y la acción, es el Comandante Amarillo de la Brigada Listón —eficaz en su trabajo de colocar antes que nadie la Cinta Amarilla—. Por otra parte Ruth, su pareja, es una mujer a quien la violencia le arrebató a su esposo y a su hija de cinco años. Luego del boom de la violencia en Ciudad Juárez, Pablo Faraón tendrá la desdicha de encontrarse en medio del fuego cruzado entre dos cárteles quienes deciden declararse la guerra, dejando a una ciudad desangrada y desesperanzada gracias a la presencia de la muerte y el miedo. Y solo Faraón tendrá la oportunidad de lograr un armisticio y quizá traer paz a la ciudad. La violencia expuesta en la novela es sin duda caricaturizada: incluso el narrador, para hiperbolizar sus comparaciones, hace analogías con las películas de Quentin Tarantino y Tomy y Daly.

Las Vegas night club

Lee aquí el libro

Así los pasajes de violencia, que son bastantes, también caricaturizan los espacios. Un ejemplo es sin duda el clímax de la novela donde luego de decidir escapar de Ciudad Juárez y renunciar a la policía, Pablo y Ruth escuchan el quejido de las sirenas desde el hotel Fiesta Inn. Rápidamente se movilizan y presencian el horror: “En menos de cinco minutos nos acercamos. Ambulancias, unidades de la Policía Federal y del Ejército impedían el paso, media docena de vans del SEMEFO y dos camiones de bomberos completaban la escena dantesca. El Recreo ardía” (144). El Recreo, punto de reunión que a lo largo de Policía de Ciudad Juárez se expone como un lugar pequeño y agradable, arde por la noche: pasa de ser un lugar ameno a ser un espacio violentado por las circunstancias de la ciudad. La escena se presenta como dantesca, donde el lugar en llamas es contaminado con la presencia del ruido policiaco, por el olor de los cuerpos “chamuscados” y por la eliminación total de aquellos que festejaban. Nadie de los que yacían dentro sobrevive. Un atentado con bombas y explosiones busca a toda costa erradicar al líder del cártel enemigo, el Atoto, quien escapó porque quería ir al baño, en contraste con Vincent Vega en Pulp Fiction quien no escapa por haber ido. El bar de inmediato se transforma en “un lugar ausente”: “Aquello no era el Recreo, mi cantina favorita, solo la pared de la contra barra estaba de pie. Mesas, sillas y cuerpos chamuscados estaban regados entre escombros, las llamas y el humo” (145). El Recreo se reinterpreta y su despojo es ahora una pared que sobrevive entre el humo y las llamas. Los muertos también se reinterpretan: de seres humanos pasan a ser cifras: “53 muertos y contando” (144). Los lugares dejan de ser espacios y las personas se deshumanizan.

recreo-exterior

Fundado en 1920, El Recreo fue de las pocas cantinas que soportaron la desolación en los años de la violencia en la ciudad; en la novela de Miguel Ángel Chávez, el narrador insiste en lo último. Ubicado en el cruce de 16 de septiembre y Francisco I. Madero, frente a la casa del Pablote, es un lugar que nace y vive de la leyenda y la Historia de la ciudad. Efigie de la bohemia y la poesía, la buena plática y el alcohol, se ha vuelto un espacio digno de culto en donde es común ver a pintores, periodistas, escritores, poetas y músicos: aquí bebieron Miguel Ángel Chávez y Joaquín Cosío, Susana Chávez y recientemente la banda de rock Tetas Lazzer. Sus mandamientos son inapelables. No hay mujeres detrás de la barra. Mariachi, rock, jazz, blues, Tin-Tan suelen escucharse en la Rockola más vieja de Juárez. Nunca se cierra después de la medianoche. Por fortuna, tampoco arde durante la madrugada.

Antonio Rubio

narrativasiglo XXI
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  • Publicado en arma, Cantina, El Recreo, Hotel, Muerte, música, Narcotráfico
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Juaritos Literario 2021

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