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5 julio, 2022

Category: Odonimus

La marca de Justo Sierra

jueves, 16 enero 2020 por juaritosliterario

Catalogar a Justo Sierra como un educador mexicano limita sus aportaciones de escritor, periodista, poeta, político y filósofo.  Nació en la ciudad de Campeche en 1848 y fue hijo del ilustre Justo Sierra O’Reilly. En 1868 comenzó a publicar ensayos y otros textos a través de los periódicos El Renacimiento, El Monitor Republicano, y, posteriormente, la Revista Azul y la Revista Moderna. Siguiendo los pasos de su padre, obtuvo el título de abogado en 1871. Participó en las célebres Veladas Literarias junto a Manuel Acuña, Luis G. Urbina, Guillermo Prieto y Manuel Altamirano, de quien se volvió discípulo.  A partir de 1877 empezó a laborar como profesor de historia, al mismo tiempo que surge su hacia la sociología y la política. Años después, se convirtió en diputado del Congreso de la Unión, donde lanzó propuestas que denotaron su preocupación por la educación de los mexicanos, por ejemplo, la obligatoriedad a la educación primaria, ley que se aprobó en 1881. Sierra también ocupó los cargos de Ministro y Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Subsecretario de Justicia e Instrucción Pública así como de Bellas Artes. Al término del Porfiriato fue nombrado Ministro Plenipotenciario de México en España por el gobierno de Francisco I. Madero.  Murió en Madrid el 13 de septiembre de 1912 poco después de ver consolidada la Universidad Nacional: un proyecto que inició 20 años atrás, cuando propuso la creación de esta institución ante el Congreso en 1881.

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En cuanto a producción literaria, Justo Sierra incursionó en una amplia gama de géneros: poesía, prosa poética, teatro, narrativa, crítica literaria, libros de viaje y ensayos políticos. Una de sus obras más importantes es Evolución política del pueblo mexicano, publicada entre 1900 y 1902, donde aborda la historia política de México desde las civilizaciones precolombinas, la conquista, el periodo colonial, la independencia, hasta la consolidación de la república.  No obstante, el texto en el que me enfocaré pertenece a una recopilación de cuentos escritos durante la juventud de autor, los cuales se sitúan dentro de la corriente romántica. La fiebre amarilla es un relato donde un narrador heterodiegético describe un viaje que realiza de Veracruz a la Ciudad de México, acompañado del alemán Wilhelm, un personaje que sirve de pretexto para remitirse a otra historia que tuvo lugar en la Isla de Cuba en 1492: la presencia de Starei y su poder sobre los hombres.  En el cuento, Sierra se traslada constantemente de la primera voz narrativa a otra que funge como informante de un tercer protagonista que, poco a poco, tomará el hilo argumental. Starei representa a la estrella del Golfo que vuelve a la tierra en forma de una mujer enamorada de un español, y que sufre su rechazo puesto que se trata de un sacerdote. El paso de una historia a otra es temporal y espacial, pero mantiene una conexión esencial para comprender la totalidad del relato

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Lee aquí el relato

Ahora bien, en Ciudad Juárez existe una arteria que lleva el nombre de este célebre autor. La calle Justo Sierra se encuentra cercana al centro de la urbe; inicia en las cercanías del Eje Vial y termina en Ignacio de la Peña; atraviesa las colonias El Barreal y Partido Romero, y permite el movimiento de autos en un solo sentido (Norte a Sur); corre paralela a la calle Profesora Emilia Calvillo Sur (destacable figura de la educación juarense) y cruza con Jesús Urueta (prolífico político mexicano), lo cual reitera la pasión que el escritor decimonónico demostró hacia el ámbito educativo y político. Además, se encuentra cercana a la Avenida Insurgentes, las calles Niños Héroes, 18 de marzo, 20 de noviembre, Plan de Ayala y la avenida Reforma, nombres que remiten a momentos y personajes imprescindibles para la memoria histórica del México Independiente; es decir, sucesos que marcaron el devenir nacional y se conmemoran año tras año. Al preguntarle a una niña que vive en la Justo Sierra sobre el hombre homenajeado, la respuesta resultó simple pero certera: “Fue un maestro muy importante”. Sin duda, hablamos de un área cuyas arterias guardan un gran significado que debemos comenzar a indagar; pues lo antiguo de su historia remite a la trascendencia de los personajes, lugares y acontecimientos que forjaron una parte importante de la memoria e historia de nuestro país.

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                                               Claudia Chacón Bustamante

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El confín insólito de Darío

jueves, 03 octubre 2019 por juaritosliterario

En 1910 Rubén Darío visitó México con motivo de la celebración del centenario de la Independencia. Sin embargo, la estadía se redujo a un aprisionamiento en Veracruz bajo órdenes del Gobierno Mexicano. Eso no privó la buena bienvenida que recibió del pueblo, quienes lo alabaron y manifestaron su desacuerdo contra la postura política de Porfirio Díaz por la intervención estadounidense en el país natal del poeta, Nicaragua. En su autobiografía, escribe al respecto: “Por primera vez, después de treinta y tres años de dominio absoluto, se apedreó la casa del viejo cesáreo que había inspirado. Y allí se vio, se puede decir, el primer relámpago de una revolución que trajera del destronamiento”. No sólo entabló una relación con México por su extraordinaria labor literaria, también habló con su gente y escribió sobre ellos. Darío nunca visitó Ciudad Juárez, pero en uno de sus cuentos, “Huitzilopoxtli (Leyenda mexicana)”, el autor, a través de la ficción, se acercó a la frontera. Entre la realidad y lo fantástico configura un espacio mítico desde donde habla sobre la ontología del mexicano a raíz del pasado prehispánico y la Revolución. El autor también escribió novela, cuento, autobiografía, crónica y un gran número de artículos periodísticos. Sin duda, su género predilecto fue el lírico. Algunas características de la poesía del “Príncipe de las letras castellanas” son la importancia del ritmo, el uso de un léxico exótico y refinado, la presencia de figuras retoricas (principalmente la sinestesia), el interés de efectos cromáticos y la recurrencia simbólica del cisne y el color azul, primordialmente. Estos elementos abrirían paso al primer movimiento literario inaugurado en el nuevo mundo. Rubén Darío nació en un país pequeño sin saber que su nombre recorrería toda Hispanoamérica.

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Lee aquí el cuento

“El cantor va por todo el mundo / sonriente o meditabundo”. Los primeros dos versos del breve pero exquisito poema “El canto errante” de Darío ya nos someten a una aventura casi de carácter biográfico. El nicaragüense tal su caballero errante no tuvo límites geográficos: visitó El Salvador, Chile, Perú, Argentina, Costa Rica, Guatemala, México, España, Francia, etc. Y los lugares que no pudo conocer personalmente los conocieron sus versos. Una de las características principales de este poema es la musicalidad: elemento donde reside toda la fuerza. En él se deja ver dos aspectos primordiales de su poesía: lo clásico y lo moderno. Utiliza verso eneasílabo, uno de uso poco frecuente en el español que generalmente se usaba en las canciones de tradición oral. Eso nos remite al título y naturaleza del escrito: un canto. Se reconoce de inmediato por la sonoridad continúa de dos versos pareados con rima consonante. Junto con la poesía, en la edición a cargo de la editorial chilena Amanuta, la imagen complementa fielmente la odisea que Darío va recitando. Las ilustraciones a mano de Eleonora Arroyo abren el fluir imaginativo a través de una gama de colores y el dibujo de paisajes que en complemento con el texto revelan los aspectos centrales del poema: la representación de la biodiversidad y multiculturalidad junto con la travesía del juglar. Se asocian características identitarias de cada espacio por donde transcurre el viaje: los elefantes de la India, el traje tradicional de China, las góndolas de Venecia, los trenes de Londres, los asnos de Jerusalén; así como la descripción de diferentes ecosistemas: el desierto, la selva, la estepa, la pradera. Finalmente describe al cantor como alguien que, sencillamente, va por la humanidad dando armonía y eternidad: la poesía.

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Lee aquí el libro-álbum

Darío no sólo llegó a Juárez con su literatura, también se quedó aquí. Probablemente a los transeúntes poco les importe quién es o qué hizo tal personaje que nominó la calle y, sin embargo, pueden tener más en común con el poeta de lo que imaginan. ¿Cómo podríamos enlazar al magnánimo Rubén Darío con una colonia juarense que en algún momento estuvo hasta al sur de la ciudad y donde apenas algunas calles tiene pavimento y alumbrado público? Darío no nació en cuna de oro. Su padre fue alcohólico y eso desequilibró la relación familiar que entre peleas y reconciliaciones terminó por disolverse. Luego su madre conoció a otro hombre y se trasladó a Honduras. Por tal razón, vivió su infancia con sus tíos abuelos a quienes consideraba como sus verdaderos padres; con los biológicos poco contacto tuvo. Su infancia bien podría asemejarse a una familia juarense donde por una u otra circunstancia de marginalización está ausente el padre, la madre o ambos.

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El vínculo con este espacio se intensifica con su calle contigua: Amado Nervo. La relación entre estos poetas ha sido discutida en los últimos años por unos manuscritos desconocidos (unas cartas) acogidos por la Arizona State University. Ocho cartas tienen fecha del 2 de septiembre al 15 de octubre de 1908 enviadas desde Madrid y la novena carta está fechada del 12 de enero de 1915 desde Nueva York. La más interesante es esta última. En ella Darío habla sobre un poema que le dedica al mexicano, “Ah! Recuerda”, como tributo del amor y la pasión que los unía. Continúa: “Aunque todo esto sea secreto por aquello del qué dirán, pues tú tienes a tu esposa e hijos al igual yo, [¿por?] nuestras preferencias y [¿gustos?] secretos que [¿ricamente?] hemos compartido hasta la sa[-]ciedad. Y es que así debe quedar para ambos, pues si se sabe lo antes referido-dejaría de ser secreto y perdería. . . [cambia de página] todo el encanto y lo especial que nos une como amantes silenciosos y por aquello de aclaración particular.” Aquí se pueden leer las nueve cartas y la investigación de Alberto Acereda. En una primera impresión pareciese que la imagen de esta calle no tiene nada que ver con el nicaragüense, sin embargo, a un par de pasos más se conectan dos momentos de la vida del poeta: el seno familiar y un amor transgresor.

Aldair Meza

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Un presidente en Calles

miércoles, 18 septiembre 2019 por juaritosliterario

Francisco Plutarco Elías Campuzano, mejor conocido como Plutarco Elías Calles, nació en Guaymas, Sonora, el 25 de septiembre de 1877. Fue político, militar y llegó a ocupar el cargo de presidente de México durante cuatro años, de 1924 a 1928. En el punto más alto de su carrera, fue llamado el “Jefe Máximo de la Revolución”. A consecuencia de la ausencia de sus padres, quedó a cargo de sus tíos maternos a los tres años de edad. En 1912, formó parte de las fuerzas revolucionarias para enfrentar a Pascual Orozco durante el gobierno de Madero. Estuvo bajo el mando de Carranza y Obregón. Ocupó varios cargos políticos, entre ellos el de Secretario de Gobernación, de Educación y de Guerra y Marina. En 1929, después de su periodo como presidente de la República, creó, junto a militares y caudillos de la Revolución, el Partido Nacional Revolucionario, antecesor del PRI. Durante su mandato, ocurrió la Guerra Cristera, que llegaría a su término también en el 29. Calles fue expulsado del país por Lázaro Cárdenas, por lo que fijó su residencia en San Diego, California. Hasta que concluyó la presidencia de Manuel Ávila Camacho, se le permitió regresar a su país, donde murió el 19 de octubre de 1945.24 Inclan PE Calles.jpg

El atentado, obra teatral de la etapa de Jorge Ibargüengoitia como dramaturgo, fue escrita entre 1958 y 1962. Según lo dicho por el mismo autor, se considera un texto cómico que aborda las circunstancias y el momento del asesinato de Álvaro Obregón, presidente electo de México. La obra ganó el Premio Casa de las Américas en 1962. El atentado ha sido montada en, por lo menos, tres ocasiones: en 1975 por Felio Elieil; un año después por Juan José Gurrola; y en 1984 durante el Festival Internacional Cervantino por Rogelio Luévano. La crítica la señala como poseedora de libertad y un humor perfectamente situado en la circunstancia histórica que muestra: 1928, durante el conflicto entre Iglesia y Estado. Dividida en tres actos, la pieza presenta a varios personajes, entre los cuales se encuentra una decena con nombre propio y otros genéricos que cambian de vestuario para representar a periodistas, diputados y miembros de la Secreta. Uno de los caracteres destacados es Vidal Sánchez, con el cual se hace referencia a Plutarco Elías Calles y sus acciones antes, durante y después de ejecutarse el asesinato de Obregón. Ibargüengoitia, preocupado por el montaje y dirección escénica, señala en acotaciones la presencia de proyecciones de trenes y fotografías que ayudarán al espectador a introducirse en ambiente y época. El atentado fue la última obra de teatro escrita por este autor; con ella cerró su ciclo dramático y dio paso al novelístico, en el que produciría Los relámpagos de agosto, que también aborda el tema político.

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Lee aquí la obra teatral

En Ciudad Juárez, la avenida Plutarco Elías Calles va del boulevard Óscar Flores hasta la avenida Heroico Colegio Militar. Es una calle bastante transitada, ya que conecta dos puntos distantes de la urbe y se puede recorrer en carro de manera relativamente rápida. En forma paralela, y por casi la misma distancia recorrida, pero en sentido contrario, la avenida es acompañada por la Adolfo López Mateos, que lleva el nombre de otro presidente de la República afiliado al PRI. Durante el trayecto que ocupa la Plutarco, cruza la avenida Paseo Triunfo de la República, la Vicente Guerrero, Insurgentes y la Ejército Nacional, entre otras. La ubicación y el nombre de esta calle conectan al personaje histórico con elementos concernientes a su vida: el ejército y la Revolución. También, como si su biografía se contara al atravesar cada una de las calles por las que pasa, tiene un punto de encuentro con la Parroquia Natividad del Señor y el Colegio Teresiano, recordando su influencia y acción durante la Guerra Cristera. Al caminar, o conducir, por esta avenida se puede tener acceso a múltiples lugares como la Rectoría de la UACJ, salones de eventos sociales, tiendas de autoservicio, farmacias y demás. Por la altura de una famosa fotocopiadora, una puede echar un buen vistazo al cauce de la acequia madre. Todo lo anterior recuerda, de una u otra manera, que el “Jefe Máximo de la Revolución” siempre quería tener influencia en todo (otras administraciones presidenciales, cargos políticos) y, aquí, en Juárez, se le dio gusto: la calle que lleva su nombre es una vía principal de esta frontera.

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Fernanda Villalobos Ocón

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Por Ciudad Juárez y Atahualpa

jueves, 18 julio 2019 por juaritosliterario

El último soberano Inca durante la época de la conquista fue Atahualpa, quien se cree que nació en 1487 de la unión de Huaina Cápac y de la ñusta Tupa Palla. Su reinado comenzó hacia 1523 en la parte norte del Tahuantinsuyu. Una década después, su reinado llegó al fin cuando el expedicionario Francisco Pizarro lo capturó; el emperador murió ahorcado el 26 de julio 1533. Mientras el Inca aún se encontraba preso, su hermano, quien había sido derrotado por Atahualpa años atrás, creyó que los españoles eran los dioses que venían en ayuda del imperio. La Tragedia del fin de Atau Wallpa presenta estos sucesos como una reivindicación de la visión extranjera sobre lo ocurrido. Aquí las intenciones de los españoles al momento de invadir territorio americano aparecen únicamente como un ejercicio evangelizador, cuando se sabe que realmente lo que buscaban era el oro. Esta misma codicia dio lugar a múltiples mitos y leyendas sobre tierras y tesoros que ocasionaron más de una muerte.

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A diferencia de la mayoría de los estudios realizados sobre la figura de Atahualpa, en el texto dramático aparece una versión dibujada desde de la ficción histórica. La pieza retrata la caída del imperio y el momento en que el emperador inca previno la llegada de los españoles por medio de un sueño. Como toda literatura, dista en varios aspectos de lo que el discurso histórico oficial ha dado a conocer; sin embargo, la obra apunta diversos aspectos que valen la pena destacar. Entre ellos, interesa lo referente a las costumbres y actitudes de españoles y americanos. Además, el contacto y diálogo que se instauró entre ellos fue un factor clave que determinó el resultado final del choque entre dos mundos tan distintos. El texto forma parte de la literatura de conquista, la cual ha permitido la supervivencia de la memoria indígena y darle luz a la voz de los vencidos. La Tragedia del fin de Atau Wallpa, incluida en el libro Más allá del héroe: antología crítica de teatro histórico hispanoamericano (2008), aborda algunos temas históricos respecto a la tradición y a la postura que se tenía sobre los españoles y su tratamiento hacia los nativos durante el periodo de la conquista. Esta obra es un llamado más al rescate de la memoria colectiva que pareció perecer durante la invasión española.

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Lee aquí la obra

La calle Atahualpa se encuentra ubicada dentro de la colonia El dorado; a su lado, circula la arteria denominada Cuzco. El nombre de este asentamiento remite a la leyenda que se difundió entre los conquistadores españoles respecto a una ciudad repleta de riquezas. Rumor que empezó desde que se dio a conocer uno de los rituales en el que un indio bañaba su cuerpo en polvo de oro y se sumergía en una laguna. La calle contigua a la que lleva el título del del emperador inca hace referencia a un misterio aún sin resolver: cuando Atahualpa fue secuestrado por Pizarro se pidieron, a cambio de su libertad, once mil mulas cargadas con cien libras de oro cada una; las cuales salieron del Cuzco para pagar el rescate, pero nunca llegaron a su destino. En Ciudad Juárez ambas calles quedaron juntas indicando, la primera, el comienzo del camino y la otra el destino que nunca se alcanzó. Las arterias circundantes tienen nombres relacionados con la época de la Independencia y la Revolución Mexicana, por lo que la cohesión de este sector se da mediante un mismo sentir colectivo de lucha ante la opresión. Al caminar por este sector se puede observar una serie de grafittis que de una u otra forma se integran a la temática. El primero consiste en una colección de imágenes en el muro de un parque que fomenta, con diferentes mensajes, la lectura para el empoderamiento e independencia del individuo frente al mundo. El segundo retrata una mujer de tez morena rodeada de naturaleza. Finalmente, el tercero dibuja a dos adelitas junto a las siguientes palabras: “La juventud para ser servida debe servir”. Lo anterior sólo complementa la idea de que esta colonia guarda una idea de libertad y rebelión frente a lo impuesto.

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Katia Moreno Olivas

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Esta calle es gay

martes, 23 abril 2019 por juaritosliterario

Salvador Novo nació en la Ciudad de México en el año de 1904, hijo de padre español y madre zacatecana. Reconocido poeta, dramaturgo, cronista y periodista, cursó sus primeros estudios en Chihuahua y Torreón; tiempo después regresó a la capital y en 1921 se licenció en Derecho por la Universidad Nacional de México. Se le conoce por haber formado parte del grupo Los Contemporáneos al lado de Xavier Villaurrutia, Jaime Torres Bodet, Carlos Pellicer, entre otros, quienes se dedicaban a difundir las innovaciones del arte y la cultura de la sociedad mexicana, y proponían una renovación de la literatura nacional. Junto con Villaurrutia creó la revista Ulises en el 1927, la cual destaca por ser la primera con tintes críticos. Sólo seis números se publicaron antes de ser suspendida debido a la salida de Novo. En 1946 publicó Nueva grandeza mexicana, texto que lo posicionó como el Cronista de la Ciudad de México, distintivo por el que se reconoce desde entonces. Comprometido con la identidad del país participó en la fundación del Partido Popular Socialista en 1948. Diecinueve años más tarde recibió el Premio Nacional de Literatura y en 1974 murió en la misma ciudad que lo vio nacer, dejando así un gran legado.

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La poesía ha sido el ámbito más reconocido de Novo. En 1970 la editorial Diana publicó Sátira, el libro cabrón, un conjunto de sonetos tan divertidos como polémicos en los que el autor hacía alarde de su notable procacidad. Ahora bien, conocida su homosexualidad y su célebre lengua viperina, me interesan dos poemas cargados de temática homoerótica. En ellos la voz poética hace gala del efecto que tiene la ausencia del hombre amado; sin embargo, no se idealizan las relaciones como era común en la poesía romántica, pues en su lugar Novo mostró la inquietante espera del deseo sexual, acercándonos al desamparo del varón embelesado. Para el año en que fue publicado, esta temática resultaba escandalosa, ya que en esa época la homosexualidad era vista como una enfermedad y en México, igual que en el resto del mundo, los gays se consideraban sujetos abyectos por lo que no gozaban de derechos. Las líneas del soneto XI hablan de una práctica de autoestimulación completamente prohibida por la iglesia católica, escondida por la sociedad y, además, señalada severamente si un hombre la efectuaba. Por tanto, estos versos dan prueba de que Novo era un provocador e incitan a analizar su lenguaje culto en relación con lo atrevido de sus palabras, pues las figuras retóricas utilizadas para describir el acto de tormento se entrecruzan con las palabras coloquiales, propias del mexicano. Si duda, hay que reconocer que hacer de la masturbación un poema no lo logra cualquiera y menos considerando el contexto del afamado escritor.

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Lee aquí un par de sonetos

La calle homónima del poeta se encuentra localizada entre las calles Andrés Bello y Pablo Neruda, también reconocidos escritores. Resulta curioso que a un costado se sitúa la calle Torres Bodet, personaje con quien Novo estuvo vinculado por los Contemporáneos y por su identidad sexual. Cerca del lugar se encuentra la Parroquia de la Sagrada Familia, sitio al que acuden cientos de feligreses a proclamar su amor por Dios, por lo que se antoja irónico que estos asentamientos estén próximos dado a la discrepancia de ideologías: por un lado, el recato y el orden, por otro, la provocación y el escándalo. La posición de la iglesia católica respecto a la homosexualidad ha sido muy clara; su total desacuerdo a lo que llama “estilo de vida” no se sujeta a lo profesado por Novo en sus escritos, en donde apuesta por diversas formas de manifestar y vivir el amor. En el sector citadino por el que cruzan estas arterias se detecta un parque concurrido por jóvenes y niños, personas que, al igual que el poeta, son amantes de la adrenalina y el descubrimiento. No obstante, dentro del recinto deportivo se percibe un reglamento que, alejado del pensamiento del personaje aquí aludido, señala: “podrá hacer uso apropiado de esta unidad cuidando su vocabulario y conducta”. ¿Reconocemos algún vínculo entre el Novo y la zona? A primera vista pareciera que ninguna; sin embargo, las familias que allí habitan podrían tener una historia parecida a la del también dramaturgo, convirtiendo así su legado en la novela de muchos.

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Cristian Alexis Muñoz Rubio

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Madero: dos veces evocado, dos veces asesinado

martes, 29 enero 2019 por juaritosliterario

Es significativo que en Ciudad Juárez tengamos dos calles grandes con el nombre del denominado “Apóstol de la democracia”, aunque bien es cierto que no se trata de vías principales: la primera, en el centro de la ciudad, con dirección del Malecón –sin mar– hacia la plaza Benito Juárez; la segunda, mucho más larga, entre las colonias Santa María y Pánfilo Natera. He pensado, a menudo, que la profusión de uno o varios elementos, indica el desajuste de la armonía de un pueblo, de una ciudad, de un país o del mundo. Por ejemplo, si constantemente ingresan alumnos y egresan profesionistas de la carrera de Derecho, es un signo de que nuestra sociedad se encuentra en una terrible condición, en la cual necesitamos tantos abogados para que nos defiendan de un sistema grotesco y monstruoso.

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En ese sentido, si hay una rúa con el nombre de quien liderara su campaña presidencial bajo el lema: “Sufragio efectivo, no reelección”, eso sería suficiente para recordar y procurar una vida democrática en la política local. No obstante, al ubicarla como calle no principal, su importancia se demerita, o bien se relega a una posición menor. Entenderemos, de esa manera, que la Independencia, la República, la Tecnológico, el poder concentrado en una persona escondida detrás de prestanombres (Plutarco Elías Calles), lo guapo y paseador (Adolfo López Mateos) o Juan Gabriel son más importantes que la democracia. Consignar dos veces el nombre de un personaje para una calle secundaria es subrayar el carácter insignificante que tiene en esta ciudad, antes que pensar en lo contrario.

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Crédito de fotografía: Charles Scanlon

“Deja que los muertos entierren a sus muertos”, dijo Jesucristo a uno de sus discípulos. Por eso, vayamos a lo que nos convoca este sitio. Podría citar alguno de los varios pasajes en que aparece la figura de Madero en las letras, como en El águila y la serpiente (1928) de Martín Luis Guzmán; Madero, el otro (1989) del juarense Ignacio Solares o Temporada de zopilotes (2009) del nuevo director —designación en medio de una polémica— del FCE, Paco Ignacio Taibo II, entre otros. Sin embargo, quiero citar otra fuente que da cuenta, de manera incidental, como en nuestra ciudad se hace, de este personaje histórico. Los recuerdos del porvenir (1963) de Elena Garro, novela narrada por el pueblo, cuenta su historia y se detiene en el periodo de la guerra cristera (1926-1929); empero se alude a este paladín de la Revolución Mexicana:

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Este pasaje resume de forma magistral las motivaciones y resultados de la guerra civil mexicana. Algunas propiedades cambiaron de manos, pero al final todo quedó “en familia”. Así están trazadas las calles, una democracia que inicia en un sitio que alude a la cercanía del mar que no existe y desemboca en una plaza nombrada por un gobernante del que se ha dicho: “si no muere de mal de pulmón, hubiera permanecido décadas en el poder”. Por otro lado, está la democracia ceñida por la música popular de Juan Gabriel y por la Av. de los Aztecas, grupo indígena que se caracterizó por prácticas imperialistas, el arrasamiento de la memoria y la extorsión de los grupos vecinos. Hoy día un grupo criminal ostenta el mismo nombre orgullosamente, llevando a la práctica fines parecidos.

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La novela de Garro es una de las obras cumbres, no sólo de la narrativa de la Revolución, sino de la hispanoamericana. Al final de la primera parte deja en suspenso la trama, apoyada en la plasticidad mediante el recurso del tiempo en su detenimiento; dicha pausa permite apreciar las partículas de polvo iluminadas por la luz lunar a media noche. Esa suspensión es la maravilla del ejercicio lector. Las calles sirven como pretexto, entonces, para acercarnos a la lectura de la ficción, sin duda, más gratificante que los datos históricos a los que puedan remitir la traición, la derrota y la injusticia concomitante de nuestra sociedad.

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Marlon Martínez Vela

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Un tal Quijote reside en Juárez

martes, 30 octubre 2018 por juaritosliterario

Don Quijote o, como otros lo conocen, “El Caballero de la Triste Figura” es el protagonista de la famosa obra de Miguel de Cervantes, divida en dos partes: la primera publicada en 1605, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, y su secuela en 1615, la Segunda parte del ingenioso caballero. Aunque quizá algunos desconozcan está división, es indudable que la novela figura como una de las más reconocidas a nivel mundial. Desde niños cuando ingresamos a la escuela es casi inevitable que alguna maestra o profesor nos haya hecho leer algunos fragmentos del texto. Se sabe que a su creador, aunque haya escrito una extensa y variada producción, cualquiera lo asocia invariablemente al personaje emblemático, ya que se considera como uno de los pocos arquetipos de validez universal que ha producido la literatura. Con Cervantes nació la novela moderna. Según sus biógrafos, parte de las penalidades y penurias que sufrió Cervantes en vida, se pueden encontrar en algunos aspectos de su obra. Don Quijote encanta debido a su fijación por el honor y por sus innumerables lecturas sobre aventuras de caballeros andantes de la España medieval; en compañía de Sancho Panza, su fiel escudero, salió de la Mancha para vengar todos los “malos” actos producidos en su preciado país.

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¿Qué hace clásica una obra? Varios se lo han preguntado y distintas respuestas han surgido. Danner González respondió, por ejemplo, en palabras del crítico literario Bloom, que “es a menudo una forma de originalidad caracterizada por su extrañeza y su belleza”. De esta manera inicia y se refiere al conjunto de obras que se encuentran en Lecturas Clásicas (2014). Un libro que reúne lecturas adaptadas no sólo para niños y jóvenes, sino para hombres y mujeres de todas las edades. La nueva edición, que conserva el canon propuesto por José Vasconcelos en 1924, acerca a sus lectores a la gran tradición literaria europea, con el propósito de fomentar el gusto por las letras y el arte, en general; por ello, es accesible para todo el público, ya que, igual que en el siglo pasado, uno de los grandes problemas nacionales sigue siendo la falta de educación. Las historias antalogadas giran en torno a tres temas: el amor, el poder y el fracaso, lo cuales, según palabras de Danner son “los pilares de la civilización entera. Esta selección compendia las bases sólidas, reales y ficticias, humanas y divinas, sobre las que la humanidad ha cifrado a lo largo de su historia, sus alegrías y sus miedos, el lamento de sus horrores y sus cantos de esperanza”. La novela de Cervantes no podía faltar. La aventura quijotesca presenta el tema del fracaso, ya que “Don Quijote es un héroe de la derrota, que hace del fracaso un arte”. Los episodios escogidos son la aventura de los molinos de viento, el encuentro con los cabreros, la batalla con el Caballero de los Espejos y el inesperado final.

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Lee aquí la selección

Don Quijote, como buen caballero andante, se ha quedado a “turistear” en el norte de México, pues hasta ahora no ha seguido su camino y se le puede encontrar por la avenida Francisco Villa y calle Colón, a espaldas del edificio de Catastro. Según cuentan algunos historiadores, en otro tiempo se encontraba por el pasaje continental, en el centro de una fallida Plaza Cervantina que nunca pudo apropiarse de su nombre, así que se trasladó a aquella zona marginal, lo cual no sorprende, ya que, hay que recordar, el emblemático personaje posee un espíritu un tanto excéntrico. Por años lo he visto ahí parado y parece que continua en ese sitio por dos razones: primero, para no perder de vista a los juarenses que recorren día con día esas calles y, segundo, para que lo localice su fiel escudero, quien no se encuentra a su lado. El mensaje parece el mismo que el de la novela escrita hace más de cuatrocientos años: no basta solo pensar en el devenir, la fe y la libertad, sino que, tal como le hacía ver su contraparte y amigo Sancho, resulta necesaria la consciencia del ser, la razón y la obediencia. Mientras no vuelvan a reunirse, la estampa del viejo caballero continuara en su sito, observando cómo varios juarenses se asemejan a él, a su fiel escudero o a ambos.

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Nohemí Damián de Paz

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San Juan Pablo II en el borde

martes, 16 octubre 2018 por juaritosliterario

Karol Józef Wojtyla, mejor conocido como Juan Pablo II, nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice, ubicada a 50 kilómetros de Cracovia, Polonia. Se matriculó, en 1938, en la Universidad Jagellónica de Cracovia, así como en una escuela de teatro. En 1939, tuvo que dejar la escuela por la ocupación nazi y trabajó en una cantera y una fábrica química para evitar ser deportado a Alemania. Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1942, entró al seminario clandestino de Cracovia y promovió el “Teatro rapsódico” en secreto, ya que estaba prohibido. Después de la guerra, fue ordenado sacerdote en 1946. Dos años más tarde, se doctoró en teología con la tesis sobre la fe en las obras de San Juan de la Cruz. En 1964, fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien lo haría cardenal tres años después. Participó en el Concilio Vaticano II. El 16 de octubre de 1978, la reunión en Cónclave lo eligió como el Papa 264 de la Iglesia Católica. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, entre los cuales se incluye su visita a la capital de Chihuahua el 10 de mayo de 1990, donde celebró la Eucaristía en la explanada de los Campos Limas. Impulsó el encuentro con jóvenes en las Jornadas Mundiales de la Juventud y promovió el diálogo entre religiones. Escribió y publicó diversos libros hasta el día de su fallecimiento el 2 de abril de 2005. Fue canonizado el 27 de abril de 2014 por el Papa Francisco.

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Juan Pablo II escribió cinco libros como doctor privado: Cruzando el umbral de la esperanza (1994), Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal (1996), el libro de poesías Tríptico romano-Meditaciones (2003), ¡Levantaos! ¡Vamos! (2004) y Memoria e identidad (2005). Además, pertenecen a su autoría 15 Exhortaciones, 11 Constituciones, 45 Cartas apostólicas y 14 Encíclicas. Una de estas últimas es Centesimus annus, publicada el 1 de mayo de 1991 y dirigida “a sus hermanos en el episcopado, al clero, a las familias religiosas, a los fieles de la Iglesia Católica y a todos los hombres de buena voluntad”, con motivo del cumplimiento de los 100 años de la Rerum Novarum, Encíclica de su predecesor León XIII. El momento en que apareció el texto fue una época de cambios, pues el marxismo había llegado a su ocaso, existían fuertes amenazas de guerra, la pobreza aumentaba y se sentía la preocupación por la llegada del nuevo milenio, por lo que la discusión en torno a la necesidad de un nuevo modelo económico estaba latente. Juan Pablo II respondió a esos temas proponiendo al hombre mismo como base de la producción y principal factor de la riqueza de los países, incluso más que los propios recursos naturales. Afirmaba que la contribución de la Iglesia en el campo social ocurre en el corazón del hombre; también que para construir una sociedad más justa y digna era necesario comprometerse en el servicio de los órdenes político, económico, social y cultura, así como promover la acción de los empresarios para fomentar espacios de trabajo digno. De esta forma, la carta se configuró como una invitación a la humanidad a ser íntegros y valientes, poseedores de una sólida formación intelectual y espiritual.

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Lee aquí la carta

El boulevard Juan Pablo II inicia en la intersección con la avenida Independencia y culmina en la Rafael Pérez Serna. Abarca una parte considerable de la línea divisora entre México y Estados Unidos, la cual recorro, casi diariamente, para ir y venir a la universidad y en la que puede sentirse la diferencia entre dos ciudades tan unidas geográfica y económicamente, es decir, El Paso y Ciudad Juárez. Por ejemplo, al subir por alguno de los puentes que se encuentran en el boulevard mencionado, se alcanza a ver la urbe vecina, sus calles más cercanas a la frontera, depósitos de agua y el centro con sus resplandecientes edificios de bancos. En cambio, en el otro lado se encuentran campos de futbol, un centro de convenciones relativamente nuevo y un sinfín de entradas y salidas a otras calles que llevan a diferentes lugares de la ciudad. Por esta vía, pasan a diario miles de transeúntes, desde particulares hasta el transporte de los trabajadores de las maquilas. Incluso, el sucesor de Juan Pablo II, el pontífice actual de la Iglesia Católica, Francisco, recorrió este camino en su visita apostólica a Ciudad Juárez el 17 de febrero de 2016. Sin duda, el nombre dado a esta calle resulta apropiado, pues al igual que Karol Wojtyla, su camino busca unir espacios y mostrar la diversidad, en este caso, entre dos culturas, y revela cómo es la vida fronteriza y su agitación en pleno esplendor.

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Fernanda Villalobos Ocón

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El Duque Job en Ciudad Juárez

jueves, 30 agosto 2018 por juaritosliterario

Plasmar el nombre de grandes autores en arterias urbanas es paradigmático y puede funcionar como eje que cristalice la literatura. Algunos han explorado más una vía, la culta; otros, en cambio, se han decantado por la parienta un tanto menospreciada, la popular. Las llamadas alta y baja cultura, en términos de composición imaginaria, han pervivido a lo largo de los siglos, incluso han existido genios que lograron la convivencia entre ambas tradiciones para crear la propia como Rabelais, Cervantes, Federico García Lorca, Manuel Puig, o más cerca, en el norte, Ricardo Elizondo Elizondo. Me refiero, en este íncipit, a la calle Manuel Gutiérrez Nájera que cruza con el eje vial Juan Gabriel. Como del divo de Juárez se ha hablado bastante, me abocaré en señalar algunos puntos que sugiere la nomenclatura de una vía con la figura del Duque Job.

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Una de las grandes proyecciones que impulsa Gutiérrez Nájera es la del cosmopolitismo. Si bien es cierto que Ignacio Manuel Altamirano había intentado ya cierta relación con la literatura mundial, la empresa de nuestro primer modernista explora otras vías y expresiones nacionales con miras al diálogo internacional. En este sentido, la Revista Azul (1894-1896) se erige como un medio para presentar distintas expresiones artísticas alejadas de las discusiones políticas que habían dominado la escena cultural de lustros anteriores. A pesar de la breve duración, esta empresa se volvió referente de las publicaciones periódicas en México, ya que se buscaba no sólo el cosmopolitismo, sino el deleite estético. Es decir, hay una apuesta por el arte como una expresión elevada del espíritu humano. Los proyectos posteriores a menudo tuvieron en cuenta la labor de este medio; así lo recordaron en su momento la Revista Moderna (1898-1903), la Revista Moderna de México (1903-1911), Plural (1971-1994) y, sobre todo, Vuelta (1977-1998), la cual lleva, bajo la dirección de Octavio Paz, la misma misión a otras dimensiones.

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Lee aquí “Los amores de un cometa”

Uno de los estandartes del modernismo que proyectará Azul es el valor de la palabra —no de forma moral como en las comunidades tradicionales—, la expresión estética lingüística buscada en cada poema, cada ensayo y escrito publicado. Esta valorización rompe los esquemas genéricos que apuntalan con una mirada positivista la literatura, o al menos la crítica literaria hasta nuestros días. Gutiérrez Nájera no pensaba en estancos compositivos, sino en expresiones poéticas de la palabra y por eso la hibridación sobresale en sus textos. En la crónica-ensayo-poema “Los amores del cometa”, por ejemplo, se da cuenta de un fenómeno meteorológico tan vistoso y espectacular como puede ser el paso de un cometa que se aprecia desde la Tierra. Lo mismo puede apreciarse en “Antes de ir a la ópera”, suerte de crónica, crítica operística y ensayo. Es decir, Gutiérrez Nájera no se limitaba a un género literario para plasmar sus ideas y su apreciación estética que siempre apuntaba al arte como meta. De la misma forma, Eduardo Wilde, autor hispanoamericano de la misma época, mostró dicha hibridez en Prometeo y Cía (1899), libro compuesto por ficciones que deambulan entre cuento, ensayo, nota, crónica y poesía. Un ejemplo más es el de Julio Torri con “La conquista de la luna” o “Circe”, textos breves, fusión de poemas, ensayos, minificciones y crónicas utópicas, incluidas en Ensayos y poemas (1917).

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Tenemos, entonces, una buena excusa para revisitar esta literatura. Una calle atravesada en el Eje Vial que le corta el paso al Vivebús resulta la mejor invitación para volver al Modernismo, a esa búsqueda afanosa por la escritura elegante, expresiva y que no repara en formas encorsetadas, sino que apunta a la hibridez, a la fusión, a un arte literario que le vendría de maravilla a las producciones literarias locales.

Marlon Martínez Vela

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Juan de Oñate: curioso conquistador

domingo, 05 agosto 2018 por juaritosliterario

Hace más de cuatrocientos años, el adelantado Juan de Oñate llegó a las tierras norteñas de la Nueva España. Autorizado por el virrey don Luis de Velasco, inició su viaje cuya senda sería mejor conocida, a la postre, como Camino Real de Tierra Adentro, con más de 200 soldados, sirvientes chichimecas y esclavos. ¿El objetivo? Descubrir las siete legendarias ciudades de Cíbola de las cuales se escuchaba que atesoraban abundancia de oro y perlas. Juan de Oñate nació en Minas de Pánuco, Zacatecas, alrededor de 1550. Su padre, Cristóbal de Oñate, fue uno de los conquistadores más destacados en la posesión de Nueva Galicia, y su madre, doña Catalina Salazar, era de familia acomodada en Granada, España, lo que le permitió pertenecer a la nueva aristocracia de la plata. Oñate llegó al río Bravo, conocido por los suyos como del Norte, el 20 de abril de 1598 y mandó a sus soldados a establecerse en diez provincias aledañas, tomando como punto de referencia el caudal. Después comenzó la conquista, extendiéndose a Arizona, Kansas, Colorado y California; posteriormente encajó en la tierra una cruz como representación de la religión cristiana por estos lares. A unos kilómetros del ahora territorio estadounidense se llevó a cabo la toma pacífica de la Provincia del Nuevo México.

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Existen textos de autores novohispanos que escribieron acerca de sus expediciones por las tierras de la Nueva España como Gaspar Pérez de Villagrá, quien participó en la expedición bajo la autoridad de Oñate y publicó el poema Historia de la Nueva México en el año 1610. Este capitán poblano dejó expuesta la travesía rumbo al norte de la Nueva España, así como los enfrentamientos que tuvieron los conquistadores con los habitantes de los pueblos nativos. Otro título de corte histórico que revisa estos acontecimientos es Oñate el conquistador de Nuevo México, el cual fue escrito por Concepción López Valles y Humberto Payán Franco en 1998. En el prólogo, los autores especifican que el libro fue publicado con la intención de que los chihuahuenses y habitantes del condado de Nuevo México se apropiaran de la figura protagónica. El ejemplar organiza un interesante relato histórico de la misma aventura de la que habla Pérez de Villagrá, pero con antecedentes y detalles de la vida de Oñate; además de que describe eventos relacionados directamente con Chihuahua. Por último, la UACJ publicó hace cinco años una serie de ensayos escritos por docentes de la institución y compilados por la profesora Margarita Salazar Mendoza en Espejos y realidades de Ciudad Juárez. Cada capítulo contiene información de algún monumento o escultura situada en la frontera. En “Oñate, la frontera y el muro” se proporciona información de la figura que se levantó en honor al conquistador en El Paso Texas.

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Lee aquí una selección de la obra

En la franja fronteriza, Juan de Oñate ha sido un personaje significativo. Por este motivo, en el límite que divide a ambos países se han levantado estatuas y, en el caso de Juárez, también hay una calle que lleva su apelativo. La vía se encuentra en La Chaveña, colonia próxima a la zona centro de la ciudad, rodeada de cierta tranquilidad, pequeños negocios familiares (principalmente segundas). Además, goza de un parque con un quiosco y una cancha de basquetbol, en los cuales se divierten los más jóvenes. Asimismo, desde este espacio es simple ubicar el famoso cerro de la Biblia, que se ha convertido en un icono de la ciudad. En los contornos de la calle Juan de Oñate converge el famoso mercado Los Cerrajeros, en el que se consiguen desde ropa, juguetes hasta productos electrónicos de segunda mano. Junto a este tianguis se sitúa la avenida Paso del Norte, seudónimo que hace referencia al inmemorial nombre del poblado que se dispuso en los bordes del río Bravo, antes conocido como río del Norte por Oñate. Entre dicho mercado y la calle en cuestión se localiza una instalación del Seguro Social, por lo que sitios aledaños se saturan de personas que van a alguna cita o de compras a los Cerrajeros. Así en los barrios más antiguos de Ciudad Juárez el ambiente es singular; deambular por estas vías nos lleva tanto directo al pasado como a las pulsiones de una colonia tranquila pero siempre trabajadora.17 Curios Onate.jpg

Norma Rachel Aguilar Menchaca

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