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22 abril, 2021

Tag: poesía

En ella también vivo

lunes, 29 agosto 2016 por juaritosliterario

“En ella vivo”, poema publicado en la ya mencionada antología Canto a una ciudad en el desierto (2004), pretende retratar a un espacio citadino en contraste. Se anteponen aquí dos perspectivas (dos memorias): el locus amoenus, lugar esencial al que siempre se remonta el pasado, siempre idealizado por el fantasma de lo idílico; y el presente infernal, locus horridus en el que la voz lírica relaciona a su espacio con el dolor y el miedo: “La ciudad ahora duele como una herida vieja”. Su visión de la urbe es la de los recuerdos que son contaminados por las mismas circunstancias del pasado, enaltecidos sin embargo al oponer a éste con un tiempo peor.

38 Rojas - Canto ciudad

Lee aquí la antología completa

La propia tragedia de las imágenes es la ausencia del movimiento. Amato, en sus dos tiempos, imagina una ciudad elidida —por lo tanto universal— y humanizada. Sus descripciones ambicionan la carnalidad de las calles y las avenidas: “Por sus poros respiran mis angustias, / por sus venas se drenan mis reductos”. Al relacionarse con los sentidos, la ciudad cobra a través de la memoria una vida compleja, mas casi inmóvil: sus extensiones espaciales abrazan como un ser querido; su dolor se vuelve nuestro cuando el tiempo ha cambiado. Lo último se confunde con ese axioma clásico: el horror recae en la inocencia. Para la voz, en el presente, los niños dejan de ser ángeles para madurar “cuando aún no alcanzan ni a perder sus alas”.

38 Local

También es una ciudad tomada: pertenece a los habitantes y adquiere sus rasgos. Irónico resulta que el retrato de estos personajes sea carnavalesco. Por sus calles desfilan las palomas, siempre urbanas y “confundidas”, los ebrios, el mendigo y el poeta, el muchacho y el viejo enfermo, la prostituta, el enano, moralistas y profetas. No recuerdo si en este blog se ha hablado de otro escritor que haya aventurado una construcción de imágenes como esta de los habitantes de la ciudad. El poema, en fin, asume que este orden caótico ha sido perturbado también por los tiempos del miedo. Imagino que es la figura de la ausencia la que ocupa el lugar de cada uno de estos nombres.

38 Juarez Centro

Sin embargo, ¿es solamente Juárez la ciudad que imagina Carmen Amato en este poema? La urbe como tal nunca se menciona, pero en mi caso me apropio de los versos y los contextualizo aquí, igual que lo haría otro lector en su querida ciudad natal. Son unas raíces metafísicas y complejas las que nos unen a las metrópolis: un amor más allá del lenguaje y el artificio de la poesía.

Antonio Rubio

poesíasiglo XXI
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  • Publicado en Ciudad, Vida cotidiana
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Ciudad como hoja en blanco

jueves, 25 agosto 2016 por juaritosliterario

Carmen Amato es una poeta proveniente de Aguascalientes que luego de haber vivido la mayor parte de su vida en Juárez ha sido adoptada por la ciudad. Es reconocida por su labor cultural y social, pero sobre todo por su poesía. El silencio que se hiela en la blancura de las hojas fue el proyecto presentado en 1996 para la titulación de maestría en Creación Literaria por la Universidad de Texas en El Paso. Varios de esos poemas fueron luego rescatados en diferentes antologías. El trabajo se divide en siete apartados: “Signos”, “Eclipse de aguas”, “Nunca será noviembre”, “La noche habla”, “Desencuentros”, “Tres elegías” e “Invocación a Magdalena”. En “Desencuentros”, sobre todo, se rescata la visión de los “desterrados”, los migrantes, tema muy importante en la literatura de la ciudad. Aquí apuntala la visión de Juárez como espacio poético por medio del desierto, del sol y la frontera como bloques fundacionales.

37 Amato - Silencio hiela

Lee aquí la tesis

En los poemas de Amato el desierto es el escenario principal, acompañado no del día, sino de la noche. En la noche del desierto juarense el silencio impera junto al vacío –un silencio y un vacío creador: “En la oscuridad sólo la noche habla”. La poeta llega a lo más profundo de la soledad del desierto donde existe otro mundo “insoportablemente blanco, en un país de hielo”; donde lo infecundo se transforma en una hoja en blanco llena de posibilidades. Aquí la imagen de la ciudad emerge en el centro de un desierto estéril, un milagro que rompe el silencio como las palabras en una página en limpio. En esta imagen ya no importa el muro que se ha trazado en el territorio entre Juárez y El Paso; ambas ciudades comparten este acto creador. En la poesía llega a reconciliarse la dualidad del espacio fronterizo. Sin embrago, frente a la noche creadora, se presenta el sol, signo destructor que convierte todo en arena, a través de la cual el tiempo pasa voraz dejando una ciudad llena de polvo:

Te vas quedando sin saberlo
entre los dedos de los árboles,
entre las calles convertido en polvo,
prendido en los zapatos
de la gente…

37 Juárez El Paso

Se presenta una ciudad contradictoria que a finales del siglo pasado vivía tiempos difíciles. La violencia y los feminicidios se dieron cita y la poesía se convertía en el último refugio. En “Ciudad que se restaura” se presenta la imagen de la ciudad golpeada que obtiene su retorno triunfal una vez purificada por la lluvia. Al inicio los pájaros, símbolos de la migración y libertad a prueba de muros, caen moribundos ante la catástrofe de la ciudad herida; “de aquella ciudad antes gloriosa queda muy poco”, sólo su catedral en ruinas y las avenidas estancadas “donde no corre el día”. Se ha ido la templanza y la dignidad de este gigante.

Sobre todas mis muertes
se levantó mi mano
buscando el alivio de otra mano,
y ésta, marcó tan sólo la distancia.

La restauración se asoma “un milenio después” cuando la lluvia llega y la bestia puede dormir lavadas sus heridas, dice el poema. La voz poética así reclama el abandono de la ciudad en ruinas; quienes partieron ya no estarán para ver el espléndido renacer; pero la misma voz expurga sus tristezas en una premonición que no se cumple. La renovación no llegó con el milenio; las heridas se volvieron más grandes, más aves emigraron y sólo queda seguir esperando el caer de la lluvia.

37 Lluvia larednoticias

 

Carolina Ordaz

poesíasiglo XX
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  • Publicado en agua / río, Desierto, Feminicidios, Frontera, Migración / llegada
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Juárez: hogar de muchos

martes, 23 agosto 2016 por juaritosliterario

En la presentación a Canto a una ciudad en el desierto (2004) Carmen Amanto señala que uno de los objetivos de los encuentros de poetas en Ciudad Juárez desarrollados en aquella época era “sensibilizar a una comunidad que se siente alterada por los embates de la violencia, en un intento por señalar que Ciudad Juárez no se caracteriza por la prostitución, los efectos negativos de la industria maquiladora, el narcotráfico y la violencia contra las mujeres”. Tengo 24 años viviendo aquí y a pesar de los años difíciles que pasaron –siguen pasando– coincido con lo anterior: Juárez es mucho más, tal y como lo expresan algunos poemas de la escritora juarense.

Silencio cae

Lee aquí «El cielo es otro mar»

Para numerosas personas, Juárez es el espacio “donde se cristalizan / las cosas más tangibles”; muchos no tuvieron más opción que dejar de verlo como un punto de paso y convertirlo en su hogar, pero siempre recordando sus raíces: “El sur no es un lugar / es el Origen / de donde vuelven los corazones / restaurados, / no es un tiempo, / es el instante de la memoria / que el mismo sol activa”. Sin embargo, creo que esta experiencia no siempre resulta negativa; no para todos “el norte es el exilio, / limbo en que despertamos / los desterrados”. Mis abuelos, tanto del lado materno como paterno, migraron desde muy jóvenes hacia esta ciudad –de Zacatecas y Coahuila respectivamente. Aquí construyeron sus hogares y familias y a pesar de que aún conservan recuerdos y añoranzas nunca pensaron en moverse de nuevo.

36 Casa

Mi abuela eligió este lugar –desde el que escribo justo en estos momentos– para asentarse y mantener junta a su familia: su casa ahora “es un poema / en donde el verde rima / con un tiempo de antes”. Todas esas plantas y flores a las que le dedica varias horas del día quizá le recuerden a su pueblo natal, pero también aquel tiempo en que llegó a Juárez, cuando todo era solo valle y algodonales; los niños podían irse a las primarias y secundarias del centro solos y sin peligro (mi mamá aún no se cansa de presumirlo o más bien de recriminárnoslo), y cuando no había una maquiladora detrás de nuestra casa. Frente al domicilio de mi abuela veo “esa aromática contienda” en la que “Una mujer recoge / y tiende ropa en el traspatio / como banderas de paz / en el desierto”.

20160822_191818

Amalia Rodríguez

poesíasiglo XXI
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Literatura infantil juarense: cuerpo, casa y ciudad

domingo, 21 agosto 2016 por juaritosliterario

Estuvimos a punto de abandonar la búsqueda de obras infantiles en donde Ciudad Juárez apareciera como telón de fondo de la trama (en narrativa o teatro) o interiorizado en imágenes poéticas… quizá una mera alusión, algún personaje venido del norte, un espacio latente que tomara forma en la cartografía mental de la niña, la reedición de antiguas composiciones presentadas para la lectura infantil (como en este caso), pero nada. Finalmente –y de verdad espero que se vayan sumando muchas más– encontramos una aguja bien escurridiza en este pajar llamado Juaritos Literario. Con motivo de la semana de autor, dedicada en esta ocasión a Carmen Amato, nos pusimos a rastrear toda su obra o la que se deja encontrar en la anárquica sección de la Biblioteca Central de la UACJ, allá por los rumbos de la PQ 7298. Por suerte, uno nunca empieza de cero y siempre hay quien aventaja y permite reciclar esfuerzos. Me refiero al colectivo independiente Palabras de Arena, quienes estuvieron activas hasta mediados del 2013. Por esas fechas, la profesora Susana Báez ya había compilado una Antología de lectura infantil y juvenil para Chihuahua. El título es un tanto engañoso, ya que al hacer explícita la región del destinatario se espera que el contenido represente los espacios o las condiciones de esa misma entidad. Esto no es así. Si cambiáramos Chihuahua por cualquier otro estado, el libro Leer es sembrar futuro seguiría funcionando para cualquier lector de habla hispana. Por fortuna, las excepciones hacen un justo reclamo. Por un lado, el parralense Antonio Zúñiga ubica su breve relato, “Lavadoras automáticas”, en su ciudad natal; y, por otro, las “Las tres pieles del yo”, de Carmen Amato, cierran la Antología recordando lo cotidiano “en esta otra ciudad también llamada Juárez”.

35 Leer sembrar futuro

Lee aquí el cuento y los poemas

La sección se compone de una triada de poemas dirigidos a un igual número de elementos: cuerpo, casa y ciudad. De menor a mayor (en cuanto a extensión, pero no en importancia), los espacios trazan un recorrido que inicia en la esfera personal y privada del infante, la cual obtiene resguardo en el seno del hogar ubicado, a su vez y como en círculos concéntricos, en el ámbito urbano. La primera piel se traduce en movimiento, aquel con el que partimos a sabiendas que “A donde vaya”, “me voy completa, / con mi colección de dolores, / con el álbum familiar en la espalda, / con el nido vacío en el pecho”. La siguiente epidermis, “La casa”, posee materia y se levanta desde el traspatio y a la sombra de la ropa tendida “como banderas / de paz en el desierto”. A la voz del “yo niña”, la protege la cadencia de la figura materna conjugada con “los signos de mi padre”. La piel última, un poema que Amato ha publicado aquí y allá, oscila hacia atrás en el tiempo, uno que parece no volver. “El otro Juárez” evoca y retrata “las visiones lejanas de una ciudad / distante, las facciones exactas de los que / ya no existen / mas siguen transitando persistentes y vivos”, como cualquier memoria. El trayecto simultáneo entre tres sitios a escala ilustra cómo desde pequeños encarnamos espacios: el citadino (que se extiende a medida que abandonamos la infancia), el del hogar (reconstruido solo a partir de la rutina de sus habitantes) y el de cuerpo, tatuado de presencias pasadas.

35 Amato - Tres pieles yo

Ixtla-obsidiana nació en esta ciudad al amanecer de un noviembre; su hermana, Yaoci-guerrera, llevaba años en espera. Ambas sintieron aquí un adiós que les vacío el pecho; las dos saben que a donde vayan su estancia al norte va completa en ellas… cargan consigo un montón de recuerdos. Pero su tiempo en Juárez sí es retornable –no es un otro ni es lejano– y ocurre en emociones a cada tanto. Retornan a él cada que voy a verlas y se viene conmigo en cada mensual regreso.

35 ElMac

Urani Montiel

poesíasiglo XXI
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Puentes de infinito retorno: versos para ilustrar una ciudad escheriana

domingo, 07 agosto 2016 por juaritosliterario

Maurits Cornelis Escher dibuja escaleras paradójicas en cubos donde se encuentran lugares y trayectorias imposibles; explicar a Escher es muy difícil para el inexperto en geometría. Cada una de sus obras habla por sí sola y asomarse a ella conlleva el asombro. Si yo intentara dibujar a Ciudad Juárez desde la visión de algunas obras poéticas terminaría encargándole a Escher que trazara un puente imposible. Uno que terminara en donde empieza y que al empezar, justo ahí, terminara. Un puente en el que la gente enfilara para subir, con pretensiones de cruzar un abismo, intentando llegar al otro lado que no sería la meta sino el punto de partida.

31 Puente nieve1

La ciudad como un puente para cruzar un abismo o, mejor, cruzar un hoyo negro que al caer nos devuelva al inicio. El fenómeno de la caída del puente en Ciudad Juárez es constante y, sin embargo, infinito. Cruzar es caer y caer es levantarse y levantarse es morir y morir es siempre cruzar al otro lado igual que es nacer y para morir se nace y…

Ciudad Juárez es la ciudad del eterno retorno. Eterno y retorno son palabras muy parecidas pues encierran infinitos.

Por esto me detengo siempre al borde de los puentes, los
umbrales;
me detengo ante las puertas del café
y celebro la distancia que me aparta de las cosas que amo,
porque nada legitimó más mi estar viva
sino la lejanía de todo cuanto he deseado
y la eterna promesa que se abre
en el umbral entrecerrado de la separación.

https://juaritosliterario.com/wp-content/uploads/2016/08/valles_-_cafe_anastasia.mp3

En esta estrofa, del poema “Café Anastasia”, Nabil Valles dibuja un puente que une y separa, que difícilmente se abre para dejar cruzar al otro lado, a la promesa. Valles celebra la distancia, la separación, la lejanía de una estructura construida para unir; ama el misterio más que la resolución.

31 Valles - Viento interior

Lee aquí el poemario

Aunque la poeta habla de puentes y de puertas desde una visión personalísima me gusta pensar que el puente y el umbral son símbolos irremediables de quienes han vivido en una frontera, en una ciudad tan aislada que anuncia, a un mismo tiempo, principio y fin. En la plástica sólo Escher podría plasmarlo, ¿no es cierto?

31 Puente nieve2

La nieve cae sobre las palabras blancas del asfalto
lentamente devora el abismo de mi sombra
y la borra de este mundo
en los grises huecos que dejan mis pasos sobre el puente
me reconozco perpetuo pasajero del vacío

Edgar Rincón Luna condena a la eternidad al trashumante, en este breve poema “Postal de invierno”, igual que lo haría un dios terrible, un diablo. El poeta reconoce en sus pasos su propia condena. Ese ya no estar atrás es un estar aquí pero que logra reconocer la eterna espera de quién ansía llegar al otro lado. Dos abismos, uno negro y uno blanco, pero abismo al fin.

31 Rincon - Trenes demoler rio

Lee aquí el pomario

Rincón Luna no sólo descubre la condena de quién cruza –quién sabe si para salvarse–, sino que enumera segundo a segundo la eterna espera en “La calle que se convierte en puente”, también del mismo poemario:

nada hay más gris
que un peatón esperando la luz roja
en un cruce sin autos ni personas
la interrupción del viaje por breve que sea
es pesada para la prisa de un hombre solo

https://juaritosliterario.com/wp-content/uploads/2016/08/rincon_-_calle_que_se_convierte.mp3

El gris es el color de la obstinación y del sopor, de la infinita serpiente atrapada en su laberinto. El gris es el peor de los abismos. La espera en esa fila humana, sorda, silente, creada por la burocracia pero recreada por quien espera en soledad como la muerte de toda esperanza. Esta última parece también una condena. En ese ir y venir incesante de orilla a orilla, termina una ciudad y empieza otra. Dos ciudades que son la misma cosa, dividida por un río sin agua y unida por cada uno de sus puentes. Esas dos ciudades unidas por la pobreza, tan distintas, y la violencia que comienza y estalla en Ciudad Juárez y que se alcanza a ver desde alguna torre vigía desde El Paso.

31 El Paso banca

En concordancia con Rincón Luna, Rubén Macías, traza la zona limítrofe donde el arco tensa la cuerda y lanza una flecha que, mirada de cerca y en cámara lenta, parece nunca encontrar el blanco:

un hombre no se puede sostener
se consume en la bocanada de su cigarrillo

está ahí  en un extremo de la avenida Juárez

los viejos militares pelean con el atardecer
el cigarrillo de aquel hombre cae lentamente

los automóviles se alejan hacia El Paso  Texas
yo espero a que el cigarrillo toque el suelo

31 Macias - Perros nadie

Lee aquí algunos poemas

Los perros de nadie encuentra en ese final el principio de un puente que unifica y divide; una visión escheriana que coincide con las miradas de los poemarios Trenes para demoler un río de Edgar Rincón Luna y Viento interior de Nabil Valles. Los tres autores juarenses presentaron sus obras publicadas entre los años 2015 y 2016.

Armando Molina

poesíasiglo XXI
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Arminé Arjona y la identidad femenina juarense

miércoles, 27 julio 2016 por juaritosliterario

La escritora Arminé Arjona nació en Ciudad Juárez hacia 1958 y ha dedicado su quehacer literario a evidenciar la encarnizada suerte de esta urbe fronteriza. Un interesante texto de su autoría aparece en la antología titulada Manufractura de sueños: literatura sobre la maquila en Ciudad Juárez (2012); misma que según sus editores –Ricardo Vigueras y José Juan Aboytia– es un tributo a una tierra que “Nunca ha sido lo que quiso ser [pues] Otras voluntades, que no fueron las de sus habitantes, modificaron siempre su existencia”. La obra se compone de siete capítulos y el poema de Arjona inaugura el segundo de ellos denominado “Maquiladonnas”. “Juana de Asbaje, a la mujer que trabaje”, es efectivo desde el primer verso debido a la carga histórica y social que han adquirido con el pasar de los años las redondillas a los “Hombres necios” escritas por sor Juana Inés de la Cruz durante el siglo XVII. Ya lo indicó Octavio Paz en Las trampas de la fe: ese poema fue “una ruptura histórica y un comienzo”, el comienzo del hablar femenino en “nombre propio”; por lo tanto, no es extraño que a más de tres siglos de su composición la poeta juarense retorne al eco replicante de la monja para denunciar la explotación y la mala remuneración que reciben aquellos que trabajan en las maquiladoras. Algo de sorna, de homenaje y, sobre todo, de protesta se topa el lector en esta sugestiva reflexión parafrástica: “Maquilas necias que explotáis / a la mujer sin razón, / sin ver que sois la ocasión / de tanto parque industrial”.

28 Manufractura suenos

Lee aquí el «Prólogo» de Élmer Mendoza, la «Introducción» y el poema

La ridiculización de la tradición poética novohispana divierte al lector y al mismo tiempo lo conduce a una serie de valores insertos en el imaginario colectivo relacionados con el texto original y con sor Juana: voluntad inquebrantable, lucha por los ideales, transgresión, inquietud intelectual y defensa de la dignidad de la mujer. Desde luego, el ahínco feminista que ha sido detectado en las redondillas del XVII ejerce su influencia sobre la autora, quien en más de una ocasión se ha expresado en contra de las desapariciones de mujeres, los feminicidios y el vivir con miedo que estos hechos han generado. La vulnerabilidad de las trabajadoras, su temor a caminar solas por las calles, el indigno sueldo que reciben y, en fin, las circunstancias injustas que atraviesan son el motor del ingenio: “Siempre tan necios andáis / a que saquen el nivel, / a una culpáis por buey, / y a otra por fácil culpáis”. En la introducción de la antología Sangre mía / Blood of Mine (2013), la cual reúne textos relacionados con la violencia, el género y la identidad, Jennifer Rathbun y Juan Armando Rojas Joo refieren que este tipo de poesía marca “el surgimiento del trabajo comprometido que ha formado parte de un debate socio-político, tanto emocional como intelectual, sobre la construcción de una identidad femenina juarense”. El poema de Arjona que ahí se recoge se titula “Solo son mujeres” y con potencia manifiesta la voz lírica: “En esta frontera / el decir mujeres / equivale a muerte / enigma y silencio”.

28 Rathbun - Sangre mia poesia

Lee aquí la «Introducción» y el poema

El ánimo contestatario de Arminé Arjona es una constante en sus escritos; incluso disfruta exteriorizar su sentir en algunos muros resquebrajados de la ciudad. Los títulos Juárez tan lleno de sol y desolado (2004) y Delincuentos: historias del narcotráfico (2005) ayudan a entender por qué su producción literaria se ha convertido en clamor contra la indiferencia y el olvido. La valía del tema que despliega Manufractura es innegable; claro está que la maquiladora es un motor económico de esta ciudad y un fenómeno social que trae consigo, entre otras cosas, la migración y la pluralidad cultural; sin embargo, más allá de eso, es también un contenedor de historias que a través de una mirada creativa pueden configurarse estéticamente. Las industrias se alzan como gigantes que trazan el paisaje urbano y en cuyo interior habitan, el esfuerzo, el cansancio y los sueños de miles de trabajadores.

28 Maquilas Juarez

“Juana de Asbaje, a la mujer que trabaje”, consiste en un ejercicio de relectura y adaptación a la realidad juarense que conserva, además de la estructura, la esencia irónica e inconformista del poema raíz y su impulso primario: la lucha contra el silencio. Está el lector ante un claro ejemplo de que –con algo de suerte– las manifestaciones artísticas dan su fruto en las conciencias ajenas ocasionando que en lugar de aislarse de los problemas, los individuos puedan asumirlos como propios. La autora fronteriza ostenta la poesía como memoria en un juego intertextual que derrumba el discurso del bienestar social que los sectores hegemónicos de la sociedad proclaman; el mensaje no puede ser más claro: Ciudad Juárez sobrevive, pugna y crea.

28 Arjona lazos

Diana Rubio

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Otra entrada sobre bares

lunes, 20 junio 2016 por juaritosliterario

Si en Juaritos literario parece que escribimos demasiado acerca de los bares es porque los escritores no aventuran otra construcción espacial. La vida nocturna en Ciudad Juárez, la estructura bohemia de la misma, ha sido mitificada con justa razón. Aquí no hay otro atractivo que lo prohibido y el peligro. Los bares y cantinas de la metrópolis han creado una ficción de sí mismas, apoyada por la misma literatura local: hay toda una mitología urbana en este típico cronotopo del que no escapan las “estrellas” del espectáculo local. Basta salir y contemplar el paisaje de la avenida Juárez: la efigie del ídolo, Juan Gabriel.

21 Placa JuanGa

ABCdario (2000) de César Silva Márquez, un poemario irregular y desconectado con su misma propuesta estética, apuesta a la construcción del bar. Curiosamente, al ser una obra que pretende el (re)descubrimiento de lo cotidiano, en donde las definiciones abundan, así como las descripciones de espacios vanos, los nombres de las cantinas o bares prefieren permanecer en el más bohemio anonimato.

21 SilvaM - ABCdario

Lee aquí unos poemas

En una serie de poemas que denotan la fantástica imaginación del poeta para nombrar a sus creaciones —“Bar” y “Bar”— son más bien una abstracción metafísica que explora, al menos en el primero, una angustia personal vinculada hacia el recuerdo:

ya describo su figura
ya sobre mí esparce la herrumbre del licor
y los amigos son palabras distantes que mencionan labios sordos
hoy entre risas y música el bar

No entiendo por qué los amigos están en cursivas. Lo que sí comprendo es la figura dentro del bar, misteriosa, que produce el distanciamiento del yo lírico con la realidad y su mundo interior. El segundo “Bar” pareciera una fotografía mucho menos efectiva:

cuerpos de ceniza
caen sobre mi vaso;
blancas voces de humo
se rompen con mi respiración

Un hombre que fuma dentro de cualquier bar. No son versos simples, sino “claros” de acuerdo con su amigo Jorge Humberto Chávez, que aparece en “De Édgar o Jorge por un después”, otro poema dedicado a la imagen del recurrente lugar. La voz lírica aventura una definición de la atmósfera:

bar perfecto sol en media tarde
entre luna índice y pulgar mis labios beben
un principio exacto de licor y brindis.

En otro poema se define al bar como una “tórrida semilla”; es decir, se describe e insiste en el calor y el brindis dentro del espacio. Lo terriblemente mundano.

21 Bahari 01

Intuyo, por último, la construcción de cualquier bar de este poemario en la Juárez, ya que en “Ciudades” —no en “Ciudades” que aparece después— retrata otra fotografía “clara”: “heme aquí en la esquina Juárez / no le faltan locos en el jardín a esta ciudad”. Puede estar hablando de Juárez en general, no lo niego; pero quiero ofrecer una interpretación: describe más bien a la célebre avenida, concebida como el jardín —kindergarten— local donde los locos, los asesinos, los que lloran y las estrellas de la literatura juarense se reúnen a socializar. De ahí eufemismos borrachos como “licor” y “brindis”. Hoy sé que la ciudad agoniza desde hace tiempo.

21 Juanga Mural

Antonio Rubio

poesíasiglo XXI
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  • Publicado en Avenida Juárez, Bar
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Escanciar el verso: écfrasis musical

martes, 14 junio 2016 por juaritosliterario

Entre el acoplamiento de dos formas artísticas que se expresan en diferentes sistemas de signos (verbal, pictórico, sonoro, fílmico o cinético), la relación entre las palabras y las imágenes es la más explorada. La écfrasis ha sido el concepto tradicional para designar a la representación verbal de un objeto visual o plástico. ¿Pero puede ser útil si la representación es producida por medio de otros sentidos? ¿Qué ocurre cuando un poemario se apropia de la estructura de un fonograma musical? La lectura de Si fueras en mi sangre un baile de botellas (doble disco) suena como el audio de un vinilo, de esos elepés viejitos (“miro la música de schumann como escucho un libro”). La composición lírica de César Silva Márquez se acomoda en un par de discos –el primero con lado A y B– más un bonus-track. El dilema inherente del medio verbal es que el lenguaje, a pesar de ser necesario para acceder y compartir una experiencia significativa –como una borrachera en los tantos bares de Juárez–, conlleva al mismo tiempo el riesgo de reducir ese evento subjetivo y catártico, fijándolo en estructuras racionales u objetivas y haciendo de la experiencia vital, a veces corrosiva, algo mucho menos complejo (o más manejable tanto para la evocación privada como para compartirlo en la siguiente juerga) de lo que en la realidad fue: “toda la noche la palabra se concentra en las manos del músico”.

19 Silva Márquez Obras

Lee aquí el poemario

Cualquier reducción de la riqueza multidimensional y de la sutileza espiritual de una experiencia de cantina a un medio confinado a la expresión lineal –y primario en nuestras formas de interacción–, presenta un problema metafísico fundamental. ¿Cómo transmitir la sensibilidad de la embriaguez a partir de un medio inteligible? Si fueras en mi sangre, poemario publicado en la editorial potosina Sin Nombre en 2005, establece y pauta soluciones. Un escritor puede responder no solo a una manifestación artística visual con un acto poético en su  medio nativo: el escrito. Un impulso musical, por ejemplo, causaría un acto similar a través de la misma técnica –la écfrasis– con la cual se transpondría la estructura, el mensaje y las metáforas desde lo sonoro hasta lo verbal. Es por eso que en el bar, “recinto de perdidos / inexorablemente juntos / y ebrios”, “el músico nos doblega con su veloz cuchillo”.

19 Músico A

La écfrasis musical (estudiada por Siglind Bruhn) tiene como fundamento el enlace entre lenguajes que coexisten en un solo objeto comunicativo y es útil para lidiar con composiciones musicales que se refieren o se inspiran en textos literarios, así como con obras líricas o narrativas que guardan una estrecha relación con la esfera musical. Cuando la literatura traza alguna analogía con la música, por lo general lo hace en una de tres formas posibles. ¿Alguien ha oído sobre el triángulo semiótico de Pierce? Pues bien, el elemento musical en términos literarios puede ser entendido según su función como significado (manifestación verbal como música), significante (manifestación verbal que imita estructuras musicales o técnicas de composición) o como referente (manifestación verbal acerca de la música). Silva Márquez estaría en las últimas dos categorías, ya que emula un tipo de estructura organizativa –la del disco-álbum– que parecería exclusiva para la rocola. Los escuchas del poeta juarense somos conducidos hacia los intersticios donde una ciudad nos es revelada mediante una voz interior de inusitadas precisiones (algo así se lee en la solapa y concuerdo). Este “libro explosivo que pace en la mano” le tararea al oído a “otros más [que] tenemos el gusto de quedarnos con el trago / que revive como un fénix en la frialdad del vidrio”. Pero, dónde. ¿En qué punto urbano se bebe “para escanciar el beso continuo / para dar fe al pensamiento armado y cantar / los fracasos de quien escucha la palabra”? El título de un poema cifra las coordenadas exactas: Francisco I. Madero y 16 de septiembre. En esa esquina, suenan “las canciones que todos podemos murmurar”.

19 Madero y 16

Urani Montiel

 

poesíasiglo XXI
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  • Publicado en 16 de Septiembre, Bar, bebida / cerveza, música
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La ciudad y sus ríos

viernes, 10 junio 2016 por juaritosliterario

En Ciudad Juárez habitan múltiples ciudades. Pero, igual que en Los días y el polvo de Diego Ordaz, la ciudad siempre es una sola; el espacio será el mismo desde la perspectiva de todos los individuos en el planeta… y el destino, irremediable. Jorge Humberto Chávez en su poema “El río” describe esta única y última urbe dividida por tres afluentes. Uno negro que la parte en dos: es un restaño y una mirada “escruta” que anuncia “el fin del cerrado corazón, el término de un país huérfano”. Es el río escueto, remanso robado, charco negro de la nostalgia donde “comienzan otros significados” y termina el llanto. Los diversos significados naturalmente serán otras corrientes, simbólicas, metafísicas: de la memoria y del viaje que asimismo separan la ciudad y sus habitantes.

18 Chavez portada recortada

Escucha aquí el poema

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Existe un río rojo que no sólo divide la ciudad sino en todos los planos dimensionales de la posible existencia: “arma su historia / de fiesta o pesadilla”. Su presencia evoca otras realidades y su cauce escarlata se revela de sangre, la sangre de todos, pero también del arma frente a su blanco. El asesinato también pertenece a las regiones de la metáfora pues en lugar de mencionar cifras heladas, el ser es sólo una extensión de piel “bañada de lunas / magras contra el silbido de metal”. En fin, una epidermis en la que fluye un río carnal y etéreo contrapuesto a la perversidad metálica. Nos adentramos a espacios simbólicos, a una última orilla donde el río más bravo, furioso, carmesí, abarca la ciudad única; la anega de muerte. Por último hay un río negro que fluye en medio de la urbe, también dividiéndola, río hecho de noches, asiendo la tiniebla: Juárez se envuelve de penumbra y sigilosamente este torrente alcanza las aristas de los pocos edificios. “Divide a la ciudad en negro / y blanco” y ésta se desdobla en dos: el sur, grito y oscuridad; el norte, fiesta y luz. Será el río más perverso, puesto que ofrece la posibilidad de la esperanza, el dolor y el canto.

18 Acequia 2

A lo largo de Te diría que fuéramos al Río Bravo a llorar… la figura casi elidida del río presente y ausente en todos los tiempos será interpretada de diferentes formas. En “Heráclito”, poema que pertenece a la tercera parte del poemario, donde la autopista se despliega en otra forma moderna del río filosófico, donde nadie puede adentrarse y ser el mismo después (y nadie cruza dos veces la misma autopista) todo es constante cambio e incluso el destino citadino será distinto, reinterpretado. En “Satán”, el primer poema, el cauce del Río Bravo es más perverso: la primera imagen es la de una niña de “desnudos pétalos farfala” y su muerte prematura en las orillas. Y finalmente, en “Otra crónica” la voz lírica busca interpretar biográficamente la historia del Bravo desde el recuerdo. El yo habla asimismo de otros torrentes en el tiempo: a finales de los 60, lavaban los coches del barrio; en los 90 los policías pescaban muchachas; en 2010 el río ya no existe y un “casi migra” se enfrenta a un joven de 13 años en donde este último perderá. El río ha sido violentado, consumido por el lugar nunca común del dolor que deshumaniza. Aventuro la tesis de que la violencia lo bebió poco a poco, hasta desaparecerlo. El último verso anuncia la metáfora esencial del poemario: con la desaparición del río, cuyos recuerdos fueron manchados por la violencia y la muerte, también será el fin de otros cauces, interiores, humanos.

18 Río 2

Antonio Rubio

poesíasiglo XXI
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EXPERIENCIAS DE UNA FRONTERA EN PELIGRO

viernes, 22 abril 2016 por juaritosliterario

Sugerencia para amenizar la lectura

Te diría que fuéramos a llorar al río Bravo pero debes saber que ya no hay río ni llanto, no sólo son un par (¿o uno solo?) de versos; son también una verdad que se desprende de la experiencia de los habitantes de la franja fronteriza Ciudad Juárez-El Paso durante los últimos años en los que la violencia se encrudeció en la región. El poemario del juarense Humberto Chávez, con el que ganó el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes en 2013, es un encuentro violento con la memoria, la muerte y la vida. Dividido en cuatro partes (Crónicas, Fotogramas, Poemas desde la autopista y Dagas), su obra hace un recorrido a través del cual obliga al lector a repensar el pasado siniestro que sacudió a la frontera. Aún hoy, pese el nuevo florecimiento de la zona, se siguen padeciendo las consecuencias de la guerra contra el narcotráfico que sembró miles de cuerpos sin vida. En ese sentido, la voz del poeta se alza ante el silencio y la ausencia de la justicia, pues sus versos son una reflexión personal, filosófica, moral y estética sobre los hechos relatados: “y no alcanzó a ver que empezaron a caer como moscas / primero los del otro lado de la ciudad / luego los de la colonia contigua más tarde los conocidos / después los vecinos / y finalmente el atardecer nos regaló la muerte del amigo y del hermano”.

Rio Bravo - cuenca seca

Lo siniestro ha dejado una marca indeleble en la tierra que sacudió, pero quizás el rastreo de sus huellas pueda definir la identidad de esta frontera. Desde entonces, ha sido difícil convivir con la “verdad”, y el olvido parece más reconfortante que el recuerdo. Mas no podemos hacer borrón y cuenta nueva, pues la recuperación de la memoria es la única advertencia que poseemos para el futuro. Entre el recuerdo y el olvido, la poesía de Chávez opera como una potencia reveladora, que narra lo sucedido en una época en que la muerte bailaba gozosamente en nuestro hogar. No todas las preguntas serán respondidas por la poesía o el arte, mas es importante considerar todas las versiones, relatos e historias contados porque sólo así podemos adueñarnos del pasado para reconstruirlo, sanando las heridas que secaron al Río y a nuestro llanto: “Miedo se llama la avenida que se extiende llena de luces y / sin autos un sábado a las 10 de la noche en la frontera norte”.

Rio Bravo – La valla

Te diría que fuéramos al río… no sólo versa las experiencias de Ciudad Juárez y El Paso, pues las fronteras se ciernen a lo largo y ancho del globo terráqueo. Así, mientras que la región se recupera lentamente, en un estado de vigilia, es testigo de cómo en otros lugares se repiten las mismas tragedias de siempre. Los poemas del poeta juarense dicen mucho y nada a la vez; cada una de sus palabras va enterrando en una tumba permanente la vida, la esperanza y el amor. Mas no todo en su poemario huele a muerte y sufrimiento; en ocasiones en medio de la violencia y el caos, surgen escenas inesperadas que se alzan ante nuestros ojos como cisnes que anuncian la esperanza: “me estrello en el tiempo los vacíos me sangran pero voy en busca / de ese nuevo comienzo”.

Chavez - Te diria que

Aunque nada de lo que yo pueda decir vale más que tu propia lectura. Da clic aquí para ver la obra. Aunque también, si quieres la puedes comprar.

Lizzette González

Poemas citados

  • “Crónica de mis manes”
  •  “Siete postales del fin del mundo”
  •  “Conduzco un Honda blanco por el palacio de la luna”

 

poesíasiglo XXI
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Juaritos Literario 2021

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